Cuando se construyó, la presa de Ricobayo fue la mayor de Europa, un proyecto pionero en la producción de energía eléctrica que, con sus más de mil hectómetros cúbicos de capacidad total, fue un hito de la obra civil. En la construcción de la presa se emplearon ingenieros y cientos de trabajadores y su puesta en marcha, en 1935, marcó un hito en la historia de la producción eléctrica de Europa. Desde entonces, la historia del embalse y la de la empresa que lo construyó, Saltos del Duero, ahora Iberdrola, han caminado de la mano. Una relación que ahora se estrecha, y es que la empresa energética abre, en un proyecto en el que va de la mano del Ayuntamiento de Muelas del Pan, el Laboratorio de Hidráulica a los ciudadanos. Lo que históricamente ha sido un espacio de aprendizaje para la plantilla por el que pasan anualmente unas mil personas cumplirá ahora una segunda labor, divulgativa y abierta a todos.

El laboratorio acogió unos días la primera visita, formada por parte del equipo de Gobierno de Muelas y por vecinos de la localidad, encargados de dar el pistoletazo de salida al proyecto de la mano de los responsables de las instalaciones. El objetivo es conocer el origen del embalse, su evolución a lo largo de los años y el papel que ha jugado en la historia de Iberdrola, además de su utilidad pasada, presente y futura, clave para suministrar energía a miles de hogares.
La visita lleva un obligado repaso por la historia de la zona, que obliga a echar la vista atrás hasta 1919, cuando el ingeniero José Orbegozo crea la Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos para aprovechar el caudal del río Esla, el afluente más caudaloso del Duero (para muestra, una curiosidad, y es que el Esla, dependiendo evidentemente de los caudales, puede llegar a aportar a la cuenca del Duero más agua que el río principal cuando ambos se juntan). El proyecto original guarda un asombroso parecido con el que finalmente se construyó, pues entonces se barajó una capacidad de 1.200 hectómetros cúbicos de agua.

Diez años después arrancan las obras, documentadas ahora en el Laboratorio de Hidráulica con la explicación de expertos y con un buen número de imágenes que captan la obligada atención de los vecinos de la zona pero que son interesantes para el público general. En Muelas del Pan se puede conocer ahora la historia de la obra y de la presa, de cien metros de altura y 200 de longitud, que llegó a ocupar a 2.600 personas de forma simultánea en el verano de 1930 y que motivó que se levantara junto a Muelas todo un poblado, el del Salto del Esla La presa se construyó con una cantera de granito de 400.000 metros cúbicos y piedras de hasta 2.000 kilos de peso. La primera central hidroeléctrica de Ricobayo, con 100 megavatios de potencia, arrancaba en 1935 y cambiaba la historia de la provincia y de la compañía eléctrica. En aquel momento solo entraron en funcionamiento tres de sus cuatro grupos. Y es que la fabricación de este cuarto grupo -que se distingue de los otros tres por su alternador, su turbina y por poseer un puente más bajo- se complicó ya que el barco en el que viajaba la maquinaria se hundió como consecuencia de la II Guerra Mundial y hubo que fabricarla de nuevo. Por ello, este cuarto grupo no se puso en marcha hasta 1948. En 1991 comienza la construcción de Ricobayo II, una nueva central hidroeléctrica, de carácter subterráneo, que busca duplicar la potencia instalada, añadiendo 158 MW.

Con esta iniciativa, explica Ignacio Antolín, encargado de Relaciones Institucionales de Iberdrola, «queremos invitar a todos los públicos a descubrir en el Campus de Formación de Ricobayo el fascinante mundo de las instalaciones hidroeléctricas». Se trata de una visita «interesante para todos los que vengan, sean de la zona y conozcan ya la historia de la presa, que aquí se transmite de padres a hijos, o sean de fuera y estén interesados por estas construcciones y por lo que han significado a lo largo de la historia» y su papel en el futuro. Y es que, subrayan desde la empresa, la construcción de embalses como este es todavía a día de hoy, como lo era a comienzos del siglo XX, la única manera fiable de almacenar grandes cantidades de energía para disponer de ella cuando sea necesario, a voluntad. Desde que se abren las compuertas hasta que se empieza a generar electricidad en las turbinas pasan solo dos minutos, unos tiempos que explican por qué Zamora fue una de las primeras zonas de España en recuperar el suministro durante el día del famoso apagón. Fue la presa de Ricobayo entrando en funcionamiento.
Los visitantes, acompañados por guías expertos en ingeniería hidráulica, podrán aprender más sobre el funcionamiento de estas infraestructuras, su integración en el territorio y su importancia histórica en el desarrollo socio económico de la región. Además, de forma didáctica, se verá en funcionamiento la reproducción a escala que Iberdrola tiene de la presa de Ricobayo, que permite observar cómo funcionan los flujos de agua, un elemento clave para realizar ensayos sobre el comportamiento del agua, explica Javier López, ingeniero y encargado de las primeras visitas. «Se trata de una actuación que era muy demandada por los vecinos del pueblo y que ayudará a traer gente a Muelas del Pan», celebra por su parte el alcalde, Luis Alberto Miguel.

La próxima visita se llevará a cabo el cuatro de julio y hay ya un amplio calendario disponible para los meses de verano. Es necesario, eso sí, inscripción previa, que se puede realizar de forma gratuita en la web https://campushidraulicoricobayo.ayto-muelasdelpan.com/. Sin duda, una buena alternativa para profundizar en la historia de la provincia.
Este reportaje es un contenido patrocinado por Iberdrola
