La felicidad y la longevidad son conceptos relacionados. El buen ánimo, el optimismo y unas relaciones sociales satisfactorias contribuyen a que la gente «esté más sana y viva más». Así lo ha asegurado este viernes Mónica de la Fuente, catedrática de Fisiología de la Universidad Complutense, que ha intervenido en el congreso «silver» de Zamora para hablar precisamente sobre los factores que facilitan un mejor envejecimiento.
La experta ha apuntado que «la salud es la capacidad de adaptarse» y ha destacado la importancia del sistema inmunitario en este proceso: «Es un reflejo estupendo de cómo está todo lo demás, aparte de defendernos de los daños constantes», ha remarcado De la Fuente antes de aclarar que, «a medida que alguien envejece tiene menos posibilidades de adaptarse, pero eso no quiere decir que el envejecimiento sea una enfermedad».
Un proceso inevitable y con inicio temprano
De hecho, la catedrática ha recordado que envejecer es casi una constante en la vida: «Empezamos a hacerlo a los 20 años, cuando termina nuestro desarrollo. A partir de ahí, hasta los cien o los ciento y pico», ha manifestado De la Fuente, que ha citado el concepto de longevidad máxima para señalar que la especie puede resistir hasta los 120: «Ahí está nuestra caducidad», ha aseverado.
Otra cosa es la longevidad media: «Esa sí la podemos aumentar y, de hecho, lo estamos haciendo. En 1990, el promedio era de setenta y tantos años y, en 2015, de 84, con las mujeres siempre por encima», ha citado De la Fuente. En el caso concreto de España, The Lancet publicó un estudio hace unos años en el que aseguró que en 2040 estaría al frente de la lista de los lugares con mayor esperanza de vida. Una gran noticia, pero matizable.
«Los genes influyen un 25% en el envejecimiento; el resto tiene que ver con el ambiente y el estilo de vida, que afectan desde que las personas son fetos»
«Cuando vamos a la lista de la longevidad con buena salud, España aparece en el puesto 17 y nosotros lo que queremos es calidad de vida; llegar a los 90 años corriendo maratones y no en un hospital», ha analizado la experta, que ha dejado claro que no se puede detener el envejecimiento»: «Es un proceso inevitable».
Lo que sí resulta factible es envejecer «a una velocidad más bajita». Ahí entra en juego el concepto de la edad biológica: «Nos interesa mejorar esto, es mucho más importante. Cuanto más deprisa nos deterioramos, antes llegamos al umbral», ha sostenido la catedrática, que ha aseverado que los genes influyen en un 25%, mientras que el resto tiene que ver con el ambiente y el estilo de vida, que afectan a las personas desde que son fetos.
Dentro de lo que está en la mano de la gente, la experta de la Complutense ha mencionado factores como la nutrición, la actividad física moderada o el control del estrés: «No estar con personas tóxicas también nos ayuda a vivir más», ha zanjado.