El CB Zamora se despide de uno de los jugadores más grandes de su historia, Kevin Buckingham, un alero capaz de desatascar partidos, de echarse el equipo a la espalda en los momentos calientes y que forma ya parte de la historia del club tras pasar dos temporadas en el Ángel Nieto, justo las dos más importantes de la trayectoria del equipo zamorano. Llegado en el verano de 2023 procedente del Juaristi, con el que pasó dos temporadas en la antigua LEB Oro, la experiencia de Buckingham resultó determinante para ascender. En el segundo año, donde ha estado más afectado por las lesiones y donde ha llegado a jugar infiltrado tras pasar momentos delicados, ha sido igualmente pieza clave en la batalla por la permanencia.
Duro en defensa, eficaz en ataque y profesional intachable en los partidos y en los entrenamientos, Buckingham deja un hueco difícil de cubrir. Los números hablan. En liga regular durante la temporada del ascenso a Primera FEB, el texano promedió cerca de dieciséis puntos por partido, vivió una primera parte de la temporada en la que era simplemente imparable para las defensas rivales y fue uno de los jugadores sin los que no es posible explicar la subida de categoría. Anotó el cuarenta por ciento de los triples que se jugó y se convirtió, con seis rebotes de media por partido, en un elemento importante bajo el tablero. La valoración media de la temporada regular, de 17, se quedó corta en las eliminatorias por el ascenso, donde Buckingham tiró de su experiencia en LEB Oro para dar un paso adelante y aumentar la valoración hasta un 24,8, con 18,5 puntos por partido y un brutal 57% de acierto en triples durante los partidos decisivos. Aumentó también su eficacia reboteadora, cogiendo nueve por partido.

Las lesiones han sido la cruz del americano durante esta temporada y le han obligado a perderse varios partidos importantes. Ha llegado a jugar infiltrado, con buenas sensaciones, aunque no haya conseguido ser, salvo momentos puntuales, el jugador diferencial sobre el que se apuntaló el ascenso. Las cifras anotadoras se han quedado por debajo de los diez puntos por partido y ha bajado también su eficacia bajo los tableros, hasta el punto de que ha cogido 4,8 rebotes de media por encuentro. La valoración general ha sido de 9,8.
Con todo, la influencia del americano en el equipo ha ido más allá de lo que marcaban las cifras. En la temporada 2023/24 fue una de las dos principales apuestas de Saulo Hernández para dar el salto de categoría. Él era un valor casi seguro, ya testado en LEB Oro y con una capacidad de trabajo siempre halagada por su entrenador, que celebraba la entrega de la estrella del plantel y la capacidad de «arrastre» que generaba en el resto durante los entrenamientos. El entendimiento con la otra gran apuesta de aquel año, el pivot Jonas Paustke, dio muchos puntos y evitó muchísimas canastas rivales. Pocos jugadores han demostrado durante estos dos años una capacidad de entrega y sacrificio comparables a la del texano. Una baja de las que, seguro, «duelen» a una afición que recordará al alero americano como uno de los grandes jugadores que ha vestido la camiseta del club.