«No son terrenos productivos ni lo han sido nunca. Allí nunca ha habido nada. Es cierto que la zona se quemó» en el año 2022, «pero es algo que se hubiera hecho igual aunque no se hubiera quemado, porque allí no hay nada». Otero de Bodas se agarra a que la zona «carece de mayor interés» y a los ingresos que se generarían para dar el visto bueno (lo hace el alcalde, que descarta cualquier conflicto sobre el tema entre los residentes en el pueblo) al parque renovable que plantea instalarse cerca del cerro conocido como «El Muelo», en la zona que queda entre la Nacional 631 y la vía del AVE.
Un proyecto que ha despertado la polémica porque se asentaría sobre zona afectada por las llamas del primero de los dos incendios que asolaron la Sierra de La Culebra en el verano de 2022. «La zona se quemó, sí, pero lo veríamos igual si no se hubiera quemado», insiste Adrián Quiroga, alcalde de Otero de Bodas. La cuestión radica en que, si la zona sobre la que se asientan los molinos se considera monte quemado, instalar renovables sería imposible, pues es necesario aprobar un cambio de uso del suelo, algo prohibido durante treinta años en terreno afectado por los incendios. «Eso salvo que se considere un proyecto de interés público, algo que nosotros defendemos», insiste Quiroga, claramente a favor de que los molinos se instalen en la zona. «De hecho, es el Ayuntamiento el que ha buscado el proyecto», insiste el regidor.
La pelota está en el tejado de la Junta, pues la empresa encargada del proyecto, Orsted Onshore Spain III, asegura que ha consultado a la Dirección General de Medio Natural para conocer si los terrenos se consideran afectados por los incendios. Ahí, recuerda Lucas Ferrero, presidente de La Culebra No Se Calla, el fuego entró «en lenguas», lo que hace «posible» que los molinos «se instalen en zonas que puedan no ser consideradas quemadas, aunque estén rodeadas de terreno quemado». Un recoveco legal que puede traducirse en la aprobación del parque, que ahora se encuentra en trámite de impacto ambiental en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Más allá de esto, lo que La Culebra No Se Calla se cuestiona es la idoneidad o no de que las plantas de energías renovables se extiendan por el territorio al ritmo actual y lleguen incluso a terreno afectado por el fuego, a las mismas puertas de la Reserva de la Sierra de La Culebra. «No generan puestos de trabajo en los pueblos y la generación de riqueza se va a otras zonas del país», subraya Ferrero, que argumenta que la energía genera beneficios más donde se consume que donde se produce.
«Sin beneficios para el territorio»
En similares términos a los de La Culebra No Se Calla se explica la Coordinadora Rural de Zamora. Su portavoz, Chema Mezquita, defiende que el modelo de renovables que «se está queriendo meter en Zamora» deja «muy poquitos beneficios para el territorio. Parece que existe una armonía institucional para que esto vaya adelante. Igual que las administraciones dan para esto todas las facilidades, podrían hacerlo para otras cosas», explica Mezquita, que echa en falta ayudas para repoblar la sierra o asentar empresas en el territorio.

La Coordinadora Rural considera que «no debería permitirse» la instalación de molinos en un terreno quemado. «Ahí no se ha hecho ningún tipo de inversión para recuperar la zona y ahora se están planteando excepcionalidades para atraer a empresas de fuera» con un modelo basado en grandes inversiones en renovables. «Si la Junta lo permite, sería muy atrevida», concluye el representante de la Coordinadora Rural.
La cuestión económica
Detrás de todo está el dinero, evidentemente. Los pueblos están necesitados de recursos y nadie quiere subir impuestos a los vecinos, así que se buscan vías de ingreso que permitan mantener el gasto público sin mayores conflictos. «Cuando a la gente le hablas de dinero, te dicen que sí», resume Lucas Ferrero. «Y si el Ayuntamiento está por la labor y los vecinos lo ven con buenos ojos, pues hay poco que hacer», se resigna.
Adrián Quiroga no da cifras exactas, pero reconoce que la cuestión de fondo es económica. Otero de Bodas, como la mayoría de los pueblos de la Sierra de La Culebra, generaba unos recursos de las entresacas de madera que servían para costear servicios municipales. Ahora los ayuntamientos han ingresado una cantidad elevada por la venta de la madera quemada, pero se han quedado «para 15 o 20 años» sin el dinero que se cobraba cada año o cada dos años por el aprovechamiento de la sierra.

En el caso de Otero de Bodas, asegura el alcalde, se han perdido cantidades que superaban los 50.000 euros cada 24 meses, como término medio, aunque hubo cifras significativamente mayores en algunos ejercicios. Los ingresos del parque fotovoltaico serán superiores y, aunque el regidor municipal tampoco da cifras, se estiman en cerca de 100.000 euros anuales que serían «para el pueblo». Una cantidad muy relevante, «de más de un tercio del presupuesto», habida cuenta de que Otero de Bodas maneja anualmente unos 250.000 euros. Cifras que hacen que una localidad tenga complicado cerrar la puerta a determinadas inversiones.
Los detalles del proyecto
El proyecto, difundido en exclusiva por este periódico el pasado miércoles, plantea la instalación de seis molinos de viento de importantes dimensiones, con un diámetro de pala de 172 metros y una potencia unitaria de 7,2 megavatios. La altura de buje (hasta el eje de la pala) es de 150 metros, lo que eleva a bastante más de doscientos metros la altura total del molino cuando el pico de la pala está en el punto más alto.
Todos estarán dentro del término municipal de Otero de Bodas aunque, según ha podido saber este periódico, otros pueblos de la contorna también habrían manifestado su intención de acoger parte del proyecto. La puerta, sin embargo, estaba cerrada a cal y canto pues hubieran sido terrenos de la Reserva y ya afectados de lleno por las llamas de junio de 2022. De haberse incluido, el planteamiento hubiera sido directamente inviable.
El proyecto se completa con la instalación de una planta de placas solares, también en el término municipal de Otero de Bodas. En total, 21.120 módulos fotovoltaicos. Y hay que tener además en cuenta las líneas de evacuación que tendrían que llevar la energía producida hasta Mombuey. Los cables discurrirían por los términos municipales de Otero de Bodas, Ferreras de Arriba, Villardeciervos, Rionegro del Puente y, finalmente, Mombuey. La línea de evacuación presentaría además afecciones en la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica y sobre el espacio de la Red Natura 2000 ZEC “Riberas del Tera y afluentes”.