El Cabildo de la Catedral trabaja ya en un modificado del proyecto que ha sido denegado por la Dirección General de Patrimonio para que la Catedral pueda contar con un ascensor de acceso al tejado y una plataforma peatonal que pase a escasos metros del cimborrio. Aunque el chasco ha sido mayúsculo, pues el Obispado trabajaba en esta iniciativa desde hace cuatro años y daba por seguro el apoyo de los técnicos de Patrimonio en Zamora, la maquinaria eclesiástica se ha puesto pronto a funcionar para encontrar una solución.
Juan Luis Martín Barrios, deán de la Catedral de Zamora, asegura que el problema del proyecto es que las poleas del ascensor que habrá por el interior de la torre de la Catedral sobresalían a la propia estructura. Aunque no se verían desde la plaza de la Catedral, ni desde los jardines «ni desde prácticamente ningún punto», esta ha sido una de las razones esgrimida por la Dirección General de Patrimonio para tumbar el proyecto. La otra, la escalera que da acceso a la llamada «puerta del campanero», por donde se entraría a la torre de la Catedral desde la zona de los jardines. Su afectación a la imagen del templo, consideran los técnicos, es también elevada.
Con todo, el nuevo proyecto solucionará estas cuestiones. Las poleas no sobresaldrán y la escalera quedarán más disimulada, con un salvaescaleras para que las personas con movilidad reducida también puedan acceder. En teoría, no hay pegas a la plataforma peatonal que discurrirá cerca del cimborrio, asegura Martín Barrios, por lo que esa parte del proyecto se presentará sin más variaciones.
«La Consejería de Cultura nos ha dicho que el proyecto es realizable, pero hay que solucionar esas dos cuestiones: las poleas y la escalera. Nos hemos puesto a ello y creemos que en cosa de un mes podremos presentar un modificado que cumpla con todos los requisitos de Patrimonio», asegura el deán de la Catedral de Zamora.
El mensaje es, pues, de optimismo, aunque en el Cabildo nadie contaba con haber llegado hasta este punto. El arquitecto del Obispado, en colaboración con los profesionales del Ayuntamiento, había trabajado durante años en el proyecto, incluyendo todas las peticiones que llegaban desde Patrimonio. El visto bueno estaba prácticamente aprobado, a falta de presentar los papeles. «La técnico que dio el voto negativo vino a verlo, nos dio buena impresión, pero después nos encontramos con el voto en contra», reconoce Martín Barrios.
El voto en contra de la arquitecta obligó a elevar el proyecto desde la Comisión Territorial de Patrimonio de Zamora a la Dirección General de Patrimonio, donde se dictaminó que no era adecuado. Es el procedimiento habitual cuando se trata de la intervención en un Bien de Interés Cultural, cuando un solo voto en contra obliga a posicionarse a instancias superiores para salvaguardar el superior interés de protección del inmueble.
Los plazos, ahora, apuran. El proyecto debería estar ya prácticamente en la Plataforma de Contratación y, en cambio, está parado en Valladolid. Al ejecutarse con fondos europeos, los plazos son estrictos y la obra debería estar certificada el año que viene. Todo depende de si los problemas se solucionan y en qué plazos se posicionan las instancias que deben hacerlo. Con todo, desde la Junta insisten: «La conveniencia de aprovechar una partida europea no puede hacer que cometamos errores. Nadie nos perdonaría que la imagen de la Catedral se viera afectada», apuntan desde la administración regional.