– Están haciendo fotos al entrenador del baloncesto.
– Es que este año han ganado la liga.
Es la conversación que llevan dos jubilados a eso de las once de la mañana del miércoles cuando pasan por la Plaza Mayor y giran la cabeza a Balborraz. Unos pasos más abajo está Saulo Hernández, «el entrenador del baloncesto que este año ha ganado la liga», posando para las fotografías que ilustran esta entrevista. Saulo acude puntual, como siempre, a la llamada de este periódico, si acaso con la voz aún un poco ronca después de varios días de celebraciones por el ascenso a LEB Oro. La última fue unas horas antes, en Viriato, con la afición despidiendo a una plantilla que ya es historia del baloncesto en Zamora. De la plantilla, del año que viene, del que ha pasado y de sus momentos más destacados habla Hernández en esta entrevista.
– ¿Qué ha pasado este año?
– Un cúmulo de cosas, he pensado mucho estos días y creo que no cambiaría absolutamente nada de lo que hemos hecho. Es de esas cosas raras que pasan a veces, todo ha encajado, en la cancha, fuera de ella. Se ha dado todo lo que tenía que darse para tener una temporada mágica. Normalmente, siempre salen algunas cosas mal, pero este año parecía que todo estaba dirigido para que la temporada fuese perfecta.
– ¿Ha cambiado algo, en la planificación, con respecto a los últimos años?
– No, yo diría que no ha cambiado casi nada, el club ha seguido con un proceso exactamente igual que en años anteriores, dando pasitos en todos los ámbitos. Mucha gente nos dice que este año fichamos muy pronto, no como otros años, pero hay que recordar que a media temporada también trajimos a Ondrej Hustak y a Erikas Kalinicenko. Lo que sí hemos notado ha sido contar con un equipo Primera Nacional que nos ha permitido entrenar cinco contra cinco y sí es cierto que encontramos dos piezas en el mercado de verano, Jahvaughn Powell y Kevin Buckingham, que conocían muy bien la categoría. Pero se ha conseguido con la misma gente, con la misma gerencia de años anteriores. Quiero pensar que la consecuencia de esto es el trabajo bien hecho, continuado, durante muchos años.
– El triunfo de la paciencia, digamos.
– Hay una palabra que me gusta mucho que es resiliencia. Creo que en el club tenemos algo de esto, sobre todo mi padre, que lo tiene en su vida y lo ha demostrado en su empresa y en el club. Eso hace que, sin tener claros los motivos exactos, todos ellos den como resultado la temporada que hemos hecho. ¿Hay más apoyo social? Sí. ¿Y qué porcentaje de culpa tiene la cantera? ¿Y el apoyo a las entidades sociales de los partidos de temporada? Todo influye. Como que hayamos tenido la gran suerte de vivir tres finales en casa, que me han permitido ver el pabellón como nunca lo había visto. La suma de todo eso nos ha dado un reconocimiento social que el baloncesto nunca había tenido, pero no sabría destacar una sola cosa.
– Ya que habla de las finales, vamos a analizarlas. La primera fue la final de la Copa LEB Plata. ¿Qué conclusiones se extraen?
– Tengo mucha alegría por bastantes cosas. Es la primera vez que yo veía el Ángel Nieto así. Yo siempre subo a la pista cuando quedan 15 minutos y tengo muy presente la imagen de ese día. La grada supletoria con la cantera, las gradas totalmente llenas. Además, era la primera vez que podíamos medirnos con el otro grupo. Sabíamos como estábamos nosotros en el oeste, pero si luego te enfrentas al este y te barre… Y ahí vi que podíamos competir con ellos. Y ese día, con Souley lesionado, con Erikas recién llegado, con Kevin debilitado… sacamos un título con mucho sufrimiento. Fue el día en el que yo dije «creo que este equipo tiene muchas opciones».
«La única persona que decía que la final con el Cartagena no estaba ganada era yo»
– La segunda final fue un palo duro.
– Buah. (Silencio). Brutal. Llegamos con 9 puntos de Cartagena y la única persona que repetía que no estaba hecho era yo. Aprendí algo complicado de aceptar, que es que no era capaz de cambiar la mentalidad de la gente por mucho que me repitiera. Hice todo lo que pude para bajar la euforia, que Cartagena era muy buen equipo, que nueve puntos no eran nada… Ese día al acabar el partido y ver la cara de la gente, fue duro. Teníamos que haber estado ahí celebrando el ascenso y ahí estábamos. Ese lunes, de los 26 años que llevo en un vestuario profesional, fue sin duda el más duro porque claro, después de un palo así uno acaba la temporada, se lame las heridas como puede y hasta el año siguiente. Nosotros teníamos que volver a entrenar el lunes y el sábado nos íbamos a Huelva a jugar una semifinal por el ascenso. Había que pasar un duelo que podía durar semanas en el menor tiempo posible y el lunes creo que tuve la reunión más dura y bonita que recuerdo con el vestuario.
– ¿Qué les dijo a los jugadores?
– Pues les dije muchas cosas. Yo el domingo me puse el partido y de ahí saqué varias cosas. La primera, que no perdimos nosotros, nos ganaron ellos. Lo hicieron mejor, punto. Ni ganar es el triunfo absoluto ni perder un fracaso. Habíamos hecho un buen partido, pero nos ganaron porque jugaron muy bien y tuvieron mucho acierto. Lo que hice fue buscar ejemplos de distintas categorías, desde NBA a LEB Plata, de equipos que partían como favoritos y habían sido eliminados. Entonces les dije que, sabiendo que no había sido nuestra culpa y que no somos los únicos a los que les ha pasado, nosotros sí teníamos la gran suerte de no tener que esperar un año, de levantarnos y volver a luchar por ello.
También le intentamos buscar el punto positivo, podíamos pasar un mes más juntos y los jugadores habían tenido una experiencia que sin duda les iba a hacer mejores. No era la situación ideal, pero lo enfocamos por ahí. Todo eso lo regamos con muchas lágrimas y nos pusimos en marcha. El lunes no entrenamos, el martes solo un poco de tiro… lo importante era que mentalmente tuviéramos ganas de estar en la pista.
– Y la final contra Albacete. Había quien pensaba que iba a ser fácil…
– Ganamos sin sufrir en la liga regular pero en el deporte, especialmente en el baloncesto, los play off no tienen que ver absolutamente nada con la liga, y con equipos veteranos aún menos. Ellos venían de LEB Oro con el objetivo de ascender y sabían lo que se jugaban. Cuando vienen en liga a Zamora en liga vienen sin su pívot titular, terceros, sin opciones por arriba ni amenazas por abajo… Yo me cansé de decir que el equipo que se iba a ver en la final no era el mismo que en la liga, y me viene bien el partido de ida en este sentido, porque logramos un resultado bueno y rebajó mucho la euforia. Ya nadie decía que estaba hecho, decían que cuidado.
– Incluso había pesimismo.
– Salí a hacer una rueda de prensa diferente a la que suelo hacer. Yo nunca digo que vamos a ganar y ese día sí lo dije porque veía que volvía a imponerse eso de que en Zamora nunca se gana, que ya estamos como siempre, que íbamos a perder… Veníamos de ganar 29 de 32 partidos, no quería parecer prepotente, pero había que confiar en el equipo. Sufrimos mucho. A falta de dos minutos estaban muertos y cuando quedaban 20 segundos estábamos otra vez empate. Pero se ganó.
«El apoyo económico que consigamos en las próximas semanas determinará hasta dónde podemos competir»
– Y se ascendió. Vamos a hablar de la siguiente temporada. ¿Obliga a grandes cambios en el club?
– Afortunadamente, no. El crecimiento que venimos experimentando en las últimas semanas hace que el club no tenga que cambiar grandes cosas. Si el ascenso hubiera llegado hace unas pocas temporadas puede que nos hubiera pillado peor, pero ahora tengo la sensación de que no hay vías de agua que tapar. Lo que sí tengo claro es que el apoyo económico que podamos recabar en estas semanas o meses va a determinar cuánto dinero podemos poner en la pista y hasta dónde podemos competir. Vamos a jugar contra equipos con mucho potencial, el salto de calidad va a ser tremendo. La gente tiende a pensar que los saltos de categoría en el deporte no se notan tanto. Los mejores de una categoría pueden asemejarse un poquito a los peores de la que está por encima, pero no solo juegas contra esos, juegas contra todos.
– La afición parece enganchada.
– Lo hablábamos antes, eso es fundamental. Somos una ciudad pequeña que va a competir contra ciudades y proyectos muy grandes, y eso es lo bonito del deporte, luchar todos juntos. Vamos a una categoría increíblemente dura, con proyectos de más de un millón de euros. Pero lo bonito es lo que este fin de semana ha pasado en Palencia, que ha metido a 5.000 personas a animar al pabellón con el equipo ya descendido. A mí me gustaría que el Ángel Nieto fuera una olla a presión cada 15 días.
– ¿Es extraño pensar que posiblemente entrene a un equipo que vaya a jugar al Palacio de los Deportes?
– Yo he visualizado muchas veces lo que pasó el sábado. En mi cabeza, yo ya había celebrado el ascenso con mis jugadores muchas veces, y el sábado fue real. Quiero decir con esto que no tengo una sensación de extrañeza ahora. No quiero que suene presuntuoso, pero creía de verdad que esto iba a pasar. Y bueno, jugar en el Palacio de los Deportes es una consecuencia de esto, aunque hay que verlo, Estudiantes aún puede subir. Pero si no es en Madrid será en Burgos, y en Valladolid, Alicante, Lleida… Pabellones de ACB, donde ha jugado gente maravillosa. Además vamos a tener mucha suerte porque hay muchos desplazamientos cortos, buenos para que nuestros aficionados nos acompañen y para que a Zamora venga gente de otras ciudades.
– Para ir terminando, le pregunto por la plantilla. ¿Qué se puede avanzar?
Me gustaría que se queden 3, 4 ó 5 jugadores. ¿Por qué digo esto? Porque creo que en la configuración de la plantilla cada jugador determina un poco al resto. Pongamos el caso más extremo. Jonas Paukštė es un jugador diferente al resto, hay jugadores que pueden jugar con él y otros que no porque sus características no se amoldan. Pero sí creo que es importante que haya jugadores que me conozcan y que se queden el año que viene, que transmitan una continuidad.
Sé que esto que digo es doloroso, pero tengo muy claro que el salto de categoría es grande. Aunque a mí el corazón me pida renovar a todo el mundo y pasar una temporada maravillosa a nivel humano jugando todos juntos, creo que eso nos llevaría al descenso más pronto que tarde. Vais a verlo, el nivel va a ser mucho mayor.
– Seguro que en su cabeza ya sabe qué jugadores son los que quiere que sigan. ¿Ha hablado con ellos? ¿Qué sensaciones tiene?
– Creo que en la mayoría de los casos ellos han estado muy bien aquí, así que confío en que se queden.