El robo sufrido por una vecina de Tierra del Vino a comienzos de esta semana volvió a poner el tema de actualidad. Los ladrones entraron en una propiedad privada donde había varios galgos, la mayor parte de ellos, destinados a la competición. Se llevaron cuatro y quedaron tres, que seguramente se libraron porque lograron escapar. De hecho, una persona los vio de buena mañana por las calles del pueblo, pues fue precisamente un aviso de un vecino lo que dio la voz de alarma. De momento, han aparecido dos, cerca ya de Salamanca. Los otros dos siguen perdidos.
Es el último caso, pero no el único en las últimas semanas. En Fuentes de Ropel, cerca de Benavente, los ladrones se llevaron tres galgos, estos de caza, «unos animales muy buenos», a mediados del mes de junio. Estos no llegaron a aparecer. En octubre, hace unos pocos meses, se produjeron varios robos en la provincia de Zamora. En Tierra del Vino, como en el caso más reciente, desaparecieron varios animales. En Manganeses de la Lampreana fueron tres los perros que fueron sustraídos a su dueño. En ninguno de los dos casos han aparecido.
No solo pasa en Zamora, evidentemente. En Salamanca hay constancia de un caso en Cabezabellosa de la Calzada, a mediados de diciembre. En la zona de Tierra de Campos los casos también son varios. Y un repaso por las redes basta para ver que hay muchas personas que ven a estos perros vagando por el campo sin dirección alguna y, en ocasiones, heridos.
Este periódico ha consultado a tres galgueros afectados por los robos para elaborar esta información, además de a personas muy conocedoras del mundo del galgo en la provincia de Zamora. Ninguno de ellos quiere que su nombre aparezca reflejado en la información y todos se muestran remisos a la hora de dar algún detalle de lo que les ha sucedido. «Es que tú no sabes la mafia que se esconde detrás de esto», asegura uno de los afectados. «Estos se enteran y vienen a por lo que se dejaron en su día».
Los robos más recientes han obligado a actuar, con buen resultado en este caso, a los integrantes del Equipo Roca en Zamora. La unidad especializada en el campo de la Guardia Civil está habituada a investigar este tipo de casos, relacionados también con cuestiones como la caza ilegal en distintos puntos de la provincia, de la que hace unos días informó Enfoque.
«Es que muchos de los galgos que se roban se usan para estas carreras ilegales», aseguran las fuentes consultadas por este medio. Se trata de animales que, una vez robados y desposeídos del chip identificador, no pueden ser usados de forma legal, así que aparece la delincuencia. «No es raro ver a personas que se pasean por los campos con los famosos visores, ven la liebre y sueltan a los galgos para que la corran. La mayoría de las veces, estos galgos son robados. Todo es ilegal y clandestino».
Lo peor es el destino de los animales que dejan de servir para las carreras, que se accidentan o que tienen algún problema. «Los galgueros llevamos la mala fama, pero los perros abandonados que se ven por el campo no son nuestros. Muchas veces nos los han robado y la gente se cree que están abandonados por sus dueños. Eso es falso», asegura uno de los afectados. Si llegan a las protectoras, los animales llegan en mal estado. Aunque, como apuntó la protectora de Toro, no es habitual recibir galgos. «Esto nos hace pensar que los matan».
Es de prever que la actividad de los ladrones empiece a caer en las próximas semanas. La caza de liebre con galgo en el campo está prohibida desde el cuarto domingo del mes de enero hasta que vuelva a abrirse la veda, el doce de octubre. Así que durante esos meses cualquier galgo visto en el campo es sospechoso. «Los robos se dan principalmente en las últimas semanas de verano y en octubre, cuando empieza la temporada de caza», aseguran las fuentes consultadas por este diario. Con todo, los galgueros no se fían. «Esta gente te los quita en menos que das cuenta». Lo que pasará a partir de ahora es que aparecerán más galgos abandonados. Una vez acabada la temporada, los delincuentes los dejan a su suerte por el campo.
El caso de los galgos de competición
Hace una década los robos de galgos de competición eran más habituales que ahora. Se trata de perros que, si ganan carreras, pueden llegar a valer mucho dinero. «En el mundo del galgo se mueve gente de la peor calaña, si tienes un galgo bueno, hay gente que te lo va a querer quitar o te va a querer joder para que no gane», asegura uno de los galgueros consultados para elaborar esta información.
Los galgos de carreras llevan tatuado en la oreja izquierda un número, obligatorio para competir (en el caso de los galgos robados con este número, lo más usual es que los ladrones quemen la oreja del animal para borrar la identificación).
Pero lo más importante es el Libro de Registro de Orígenes, que ha hecho posible que el mundo de la competición sea ahora más limpio. «Es el antidoping de los galgos». Los animales pasan un control de ADN antes de competir para confirmar que, el que va a correr, es el galgo correcto. Y, en caso de robo, se anula ese ADN y el galgo no puede volver a la competición. Ni él ni, lo que es más importante para prevenir el tráfico ilegal de animales, sus descendientes. «Esto ha ayudado mucho a que los robos caigan y las carreras sean más limpias, pero aún hay mucho que hacer», añaden las fuentes consultadas por Enfoque.