«Más del 50% de los perros robados en España son galgos. Las mafias especializadas los venden a personas sin escrúpulos. Los que no son comprados y «los que no valen» para sus intereses los matan o abandonan». Es el texto de un tuit publicado por la Guardia Civil, que viene a recordar la realidad que viven muchos galgueros, también en la provincia de Zamora.
El último ejemplo se vivió ayer lunes en la localidad de Tierra del Vino, cuando una mujer denunció el robo de cuatro animales de donde dormían, justo al lado de su vivienda. De los siete que tenía, solo le han quedado tres. Es el cuarto robo que sufre en los últimos años. «Ya ni sé los que me han quitado». Al lugar se desplazaron efectivos del Equipo Roca de la Guardia Civil, el encargado de este tipo de cuestiones, para comenzar la investigación que tendrá que dar, si va bien, con los responsables. «Moveremos cielo y tierra para encontraros», aseguraba la dueña de los animales en las redes sociales.
«Esto que está pasando por estos pueblos es una lacra», asegura. El robo de galgos es una preocupación creciente en el campo. Lo sufren los cazadores y, principalmente, las personas que tienen galgos de competición, los más valorados por las mafias que se dedican a esto. De hecho, las federaciones de cazadores, entre ellas la de Castilla y León, aseguran que el robo y posterior abandono de galgos es «la principal causa de abandono y maltrato» de estos canes
Uno de los últimos informes que el Seprona ha elaborado sobre el robo de galgos indica que en un importante porcentaje, los galgos robados acaban abandonados y, en un buen número de casos, muertos.
El futuro de los animales
Los galgos que se roban, si han comenzado a competir, no pueden volver a hacerlo. Las carreras de galgos cuentan con un sistema de identificación de los perros a través del ADN, algo que se realiza siempre antes de que comiencen las carreras para evitar fraudes. Así que, si ese ADN está ya registrado en otro perro, no podrá volver a correr.
Los galgos de carreras están además «tatuados» en una de sus orejas, por lo que no es infrecuente que, cuando aparecen después de ser robados, lo hagan con quemaduras para borrar esos tatuajes. También aparecen sin el chip, que les ha sido siempre arrancado.
Con todo, las protectoras aseguran que la aparición de galgos abandonados sin el chip no es algo habitual y que, en todo caso, aparecen menos animales de los que se denuncian como robados. «Esto nos hace pensar que se deshacen de ellos», aseguran desde la protectora de animales de Toro.