La tarde de este jueves de noviembre ha salido buena en Villalverde, una pedanía de Justel ubicada cerca del límite con León, a la vera de la zona que se quemó en el incendio de Molezuelas tres meses atrás. El fuego no llegó hasta aquí, así que la vista desde la entrada del pueblo muestra la belleza del monte, los colores del otoño y la silueta de la sierra. Llamativo si uno viene de fuera; costumbre para los 39 que, según el censo, conviven en la localidad.
Pero si uno sigue mirando hacia ese horizonte bucólico, pronto se topa con el origen de la discordia en Villalverde. Se trata de las vacas. No de los animales como tal, que avanzan y comen tranquilos ya cerca de las casas sin ser conscientes del asunto, sino de la gestión que hace del ganado el hombre que es su dueño. Lo cuentan las gentes del lugar, que prefieren no dar nombres, pero que describen el «problemón»: las vacas pastan donde quieren, en lo comunal o en lo particular; se cuelan en los huertos y los arrasan; rompen vallas; invaden propiedades; y hasta un ejemplar le propinó un buen golpe a una vecina en el verano. Hay hartazgo.
Uno de los tipos que habla del tema aclara que el ganadero en cuestión no es de Villalverde, sino que vino de la provincia de León, aunque antes había pasado sin fortuna por otras localidades de Zamora. El caso es que llegó, alquiló una vivienda, arrendó unas parcelas – pocas, según la gente – a particulares y empezó a funcionar. Incluso, se presentó para salir concejal en 2023 y lo consiguió, como edil de la oposición. Lo que pasa es que, vista la versión de los vecinos, lo que ha hecho desde el primer momento este hombre es llevar las vacas sin criterio. A lo suyo, a lo comunal y a lo de otros. Eso, y «desatenderlas».
Dicen los descontentos de Villalverde que las vacas van por donde quieren, que no hay control, que los ciclistas, los motoristas y paseantes que frecuentan la zona corren riesgo y que, por no preocuparse, el ganadero ni se inquieta cuando se le muere algún ejemplar por las parcelas. Por Whatsapp circulan fotos de los animales muertos y, en algunos casos, ya de hace días. Los vecinos llevan tiempo más que molestos con el asunto, y alguno de ellos tiene juicio pendiente con el dueño de las vacas, pero ahora sienten que se ha abierto una puerta para empezar a ponerle coto al libre albedrío del ganado.

Y esa vía la han abierto ellos mismos a través de una entrega de firmas al Ayuntamiento que ha desembocado en otros movimientos que van del ámbito municipal hacia otras instancias. Lo cuenta el alcalde, José Manuel Lafuente, que empieza por decir que el asunto ya se le había trasladado al ganadero por las buenas «en varias ocasiones». «Él se comprometió a mantener el orden, a poner cables o a instalar un pastor, pero nada», lamenta el regidor, que asevera que las formas del responsable de las vacas siempre han sido buenas con la autoridad local. Amabilidad, pero ni un solo cambio en la práctica.
Por eso, hace unos días, el Ayuntamiento de Justel elevó un escrito para informar de la situación tanto al Seprona como a la Unidad Veterinaria de Puebla de Sanabria: «Se lo hemos dicho directamente a él. Que comprueben lo que tengan que comprobar, porque esto ya no se va a decidir aquí», indica Lafuente, que admite que en el municipio son conscientes de que el ganadero «ha tenido bastantes problemas en otros lados». «Es una cuestión del manejo de la ganadería», insiste el alcalde, que lamenta que algo potencialmente bueno se haya convertido en un conflicto abierto.
El ejemplo de Justel
«Nosotros en Justel tenemos un ganadero que viene, paga religiosamente y no nos da ningún problema. Lo que haremos aquí en Villalverde para las tierras comunales será lo mismo: un pliego y una adjudicación», apunta el alcalde, que es perfectamente consciente del «malestar» y que también sabe que el vecindario de la pedanía anda inquieto por el cambio constante de empleados por parte del ganadero.
En todo caso, Lafuente insiste en que ahora todo queda en manos del Seprona, de la Unidad Veterinaria y también del trabajo de los agentes medioambientales. No queda otra que esperar decisiones de arriba y pedir paciencia.

