Zamora ya vislumbra en el horizonte la apertura de Esperanza, la vigésimo octava edición de Las Edades del Hombre, que será la segunda para la ciudad tras la celebración de Remembranza en 2001. Las puertas de la muestra de arte sacro se abrirán a lo largo del mes de octubre y permanecerán así, de par en par para los visitantes, hasta abril de 2026. Serán al menos seis meses con un recurso extra para la capital de la provincia, que acusa problemas con el turismo y que aspira a que esta cita sea un estímulo para la salud del sector.
Conviene no olvidar aquí que, en el último Pleno del Ayuntamiento, se puso sobre la mesa el «notable frenazo» experimentado por la ciudad en lo tocante al turismo desde que comenzó el año 2025. El portavoz del PP, Jesús María Prada, trasladó ese mensaje en base a un informe firmado por el concejal del área, Christoph Strieder, que tampoco esconde esta realidad. Zamora necesita una reacción, y ve un posible estímulo en Las Edades del Hombre.
La gran referencia en ese sentido hay que buscarla en la citada celebración de la muestra de arte sacro del año 2001 en Zamora. Aquella exposición se cerró con más de medio millón de visitantes, lo que da una idea de hasta qué punto logró atraer turistas y grupos de todo tipo a la ciudad. El recuerdo de aquello marca la pauta en el presente, aunque conviene no olvidar que ha transcurrido casi un cuarto de siglo. Las cosas cambian.
Lo que continúa, eso sí, es el respaldo institucional a la muestra. Las sedes de Las Edades del Hombre reciben inyecciones económicas importantes ligadas a la puesta en marcha de la exposición. Sin ir más lejos, la Junta de Castilla y León anunció en junio su intención de aportar un millón de euros a la causa de Esperanza. También desde dentro, el Ayuntamiento y la Diputación han consignado 200.000 euros para distintas acciones vinculadas a la cita.
Además, cabe resaltar que, al abrigo de la muestra, se están llevando a cabo acciones vinculadas al turismo y al patrimonio de la Iglesia, como las obras de la pasarela en la cubierta de la Catedral o los trabajos para abrir una nueva calle en la trasera del templo. Cuando se ha hablado de estas intervenciones, siempre se ha citado la referencia de Las Edades.
Por otro lado, también hay que apuntar que, más allá de la edición de 2001, la provincia tuvo otra cita con la exposición de arte sacro en 2016. En este caso, en Toro, que fue la sede de Aqva. Según la Junta, aquella exposición supuso un incremento de más del 6% en el turismo en el conjunto de Zamora durante sus meses de apertura. Los datos oficiales hablan de algo menos de 250.000 visitantes en siete meses a sus templos.
El caso de Plasencia
Ya en lo concerniente a las muestras posteriores a la pandemia, toca hablar de lo ocurrido en Plasencia, sede ajena a Castilla y León en el año 2022. Tras el cierre de aquella muestra, el Ayuntamiento de la ciudad cacereña cifró en 60 millones de euros el impacto económico que la exposición había tenido en la ciudad, sin contar «el gran valor promocional» para el municipio y la ayuda al empleo. En este caso, con una temporalidad asociada a las fechas del evento.
En cuanto a la última edición de Las Edades del Hombre, no hay datos sobre esa repercusión económica. Pero sí de visitantes. La exposición Hospitalitas cerró sus puertas en Villafranca del Bierzo, a finales de 2024, habiendo recibido a 132.368 visitantes, una cifra que se suma a los 125.754 registrados en la sede de Santiago de Compostela. Es decir, con un cómputo de 258.122 entradas, el balance más desatacado en las cifras de la Fundación desde el año 2015.
Tanto el número total de visitas como el agravio en la comparación con los datos de Zamora en 2001 apuntan un par de cosas: la primera, que Las Edades del Hombre sigue teniendo cierto tirón; la segunda, que quizá sea muy ambicioso esperar un impacto como el de hace 25 años. En todo caso, la ciudad ya se prepara. El mes que viene arranca la aventura de Esperanza.
