Esteban Royo y Miguel Ángel Palacios, Esteban y Miguel, están preparados desde las diez de la mañana aunque, en verdad, el servicio empieza más tarde, como a las diez y media, de martes a sábado. Están pendientes del móvil para ponerse en marcha y arrancar la jornada laboral y son, a grandes rasgos, los dos encargados del «Amazon de alimentos» local que ha puesto en marcha recientemente el Ayuntamiento de Zamora. Trabajan a demanda, acuden al establecimiento que les llama y llevan el pedido al cliente que corresponde. En tiempo récord, que no es fácil estando como está la ciudad para circular con el coche por ella.
«Fresco y local» es el novedoso servicio al que pueden acogerse los comerciantes para ofrecer a sus clientes un servicio a domicilio que, en la práctica, está «externalizado». Los comerciantes captan los clientes, les hablan del servicio de reparto a domicilio y, si alguno lo quiere, se le ofrece y se gestiona. Todo en el comercio, sin que el cliente tenga mucho más que hacer que proporcionar su dirección y, si acaso, un número de teléfono. Es el propio comerciante el que asume el coste, que es de un euro por servicio, llama a los repartidores y les hace el encargo. «Tengo un pedido para tal sitio a las 12.30». Lo demás va rodado, Esteban o Miguel llegan al comercio, recogen el pedido y lo entregan donde corresponda.
Los dos repartidores forman parte de la Fundación Intras porque Fresco y Local, además de ser una iniciativa beneficiosa para comerciantes y clientes, ha querido tener una vertiente social. Al frente del servicio está Adrián de la Fuente, que celebra que el modelo es cada vez más conocido por parte del tejido comercial y que el número de establecimientos que se aprovecha de él es cada vez más alto. Comenzó con un puñado en mayo, en la fase más experimental, y ahora, puesto ya de largo y presentado oficialmente, cuenta con 28 tiendas que han manifestado que les interesa el servicio, alguna de la cuales lo utiliza prácticamente a diario.
«Al principio comenzamos trabajando mucho con la hostelería, porque eran pedidos más grandes y ya eran las propias tiendas las que los llevaban a los establecimientos, así que nos llamaron rápido. Pero se ha ido ampliando y ahora tenemos carnicerías, fruterías y acaba de empezar la primera pescadería», asegura De la Fuente, que augura un crecimiento más sostenido en los próximos meses. «El verano en Zamora, ya lo conocemos, es más flojo, porque hay menos gente. Pero creemos que a partir de octubre o noviembre va a volver a coger fuerza y vamos a tener más trabajo», apunta.

Los dos repartidores están encantados con el trabajo. Tanto Esteban como Miguel celebran tener una ocupación diaria y no escatiman horas cuando se trata de dar un buen servicio. «Empezamos a las diez y media, pero estamos aquí antes y si hay que empezar antes, lo hacemos, y luego intentamos salir media hora antes» a la hora de comer. Pero no siempre se puede. «El servicio es hasta las dos y media y hay días que hemos empezado a las diez y hemos estado luego hasta tarde, pero no pasa nada», dicen. Intentar ser lo más ágiles posible y hacer esperar lo menos al comerciante y al cliente. «Si vemos que llegan las diez y media y no tenemos pedidos nos bajamos al Mercado de Abastos» a esperar. Buen sitio, pues ahí tienen concentrados a buena parte de los clientes.
«Uno de los que más pide» es Diego Crespo, de la Carnicería Hermanos Crespo, en Doctor Villalobos. Lo recuerdan los repartidores durante una conversación previa y lo confirma la llamada que llega, minutos después, desde la tienda al móvil de Adrián. «Un pedido para el Moli a las 11.40», indica, y Esteban y Miguel se ponen en marcha. Arrancan una de las dos furgonetas eléctricas que ha adquirido el Ayuntamiento de Zamora, que tienen en la parte de atrás un «termo» que mantiene el fresco de los alimentos, y se desplazan a la carnicería a recoger el pedido. Les espera Diego con las bolsas ya casi preparadas.

«A mí esto me está viniendo muy bien». Diego Crespo ya repartía antes a domicilio, pero eso le llevaba tener que estar dos o tres horas fuera del negocio, lo que a su vez limitaba la capacidad de atención al público porque su hermano se quedaba solo en la tienda. Ahora los repartos los hacen Miguel y Esteban, Diego puede quedarse en su tienda y aprovecha para hacer nuevos clientes. «Nosotros estamos creciendo y ellos nos están ayudando mucho», resume.

Sobre el funcionamiento del servicio no hay otra cosa que buenas palabras. «Llegan siempre a tiempo, no ha habido ningún problema y los pedidos llegan siempre donde tienen que llegar y a la hora a la que tienen que llegar. Es un servicio de bandera», asegura mientras entrega los últimos albaranes a Miguel. Diego guarda su copia con el resto de los que ya ha usado para Fresco y Local, un taco bastante grande que es «solo de este mes». «Yo, al que me pregunta, se lo recomiendo».
El pedido llega al bar de Los Herreros incluso unos minutos antes de la hora convenida. El trayecto de la carnicería de Doctor Villalobos al Moli es de los habituales, pues se han juntado un carnicero que usa mucho el servicio con un bar que pide comida en cantidad. Con el pedido entregado llega el momento de volver a la base, a esperar nuevas llamadas. «Los días de principio de semana son algo más flojos, pero los fines de semana aumenta mucho», resumen los repartidores, que aseguran que el viernes pasado tuvieron once pedidos y que la cifra habitual ronda entre los cuatro y los seis. «La idea es que, cuando haya más clientes, podamos tener una ruta diaria», apuntan. De momento, funcionan a demanda. Y de verdad que el servicio no puede ser más ágil.
Este reportaje es un contenido patrocinado por la Concejalía de Promoción Económica del Ayuntamiento de Zamora
