En los años 80 del siglo pasado, Alberto Jambrina recopiló la letra de la canción El Viello en casa, un tema tradicional del pueblo de Riomanzanas que habla sobre la indumentaria de los varones en las tierras de Aliste. Cuarenta años después, esas estrofas se han convertido en la materia prima de otra Jambrina, Julia, para tratar de impulsar un proyecto audiovisual que aspira a dar visibilidad a los trajes femeninos de la zona con herramientas como la tecnología 3D y la inteligencia artificial.
«Cuando se va a un museo, solamente se pueden contemplar las piezas de frente, pero en realidad no se ve lo que está dentro, lo que está debajo, cómo se coloca, cómo se pueden superponer las piezas. Entre otras cosas, queremos aportar esa mirada», cuenta Jambrina, que habla desde la plaza de Viriato, uno de los centros neurálgicos de Zamora, en plena mañana de reuniones para tratar de obtener apoyo institucional y desarrollar finalmente una iniciativa que lleva por nombre La Viella en casa.
Con ese fin, Jambrina ha abierto también una campaña de micromecenazgo en una plataforma llamada Goteo. La cantidad mínima que necesita para un proyecto que lleva «casi 2.000 horas de trabajo» son 17.000 euros: «Esto combina arte, música y tecnología para lograr una pieza innovadora, accesible y con impacto social que nos ayude a preservar la memoria colectiva y el patrimonio material e inmaterial», recalca la profesora zamorana, que en su día hizo una tesis sobre las escuelas de música tradicional en Castilla y León.
Ahora, con ese conocimiento y de la mano de personas expertas en la parte de la indumentaria, como Aitana Basquiat, Jambrina trata de impulsar este proyecto a través de esa reinterpretación en femenino de El Viello en Casa: «También se pretende dar a conocer el traje de la mujer y acercar al público joven y urbano una realidad histórica que forma parte de la cultura de España», subraya la promotora, que defiende la pertinencia de «abrir nuevos caminos para compartir otras posibilidades expresivas y mejorar la calidad participativa de la ciudadanía en distintos contextos artísticos y educativos».
La búsqueda de «públicos nuevos»
En este camino, Jambrina se está encontrando con la ayuda de distintos colectivos y empresas, y particularmente de asociaciones como Don Sancho. La idea es que el proyecto alcance museos como el Etnográfico en Zamora y el del Traje en Madrid. «También nos permitiría darle visibilidad a una comarca como Aliste, muy desfavorecida y con muy pocos habitantes», remarca la impulsora de la idea.
En cuanto a la continuidad del proyecto en el tiempo, Jambrina explica que su supervivencia iría ligada a la vigencia de la propia tecnología que se pretende utilizar: «Yo creo que es algo novedoso y que puede atraer a públicos nuevos», defiende Jambrina, que mantiene una campaña activa a través de las redes para tratar de buscar nuevos colaboradores en este camino. De momento, las pequeñas donaciones le han permitido recaudar 600 euros. Por algo se empieza.