Los carteles aparecen en los escaparates, en las fachadas, en los rincones. «Yo paro para que pare el tren», reza el texto que acompaña a una mano abierta en señal de stop. La imagen está por toda la provincia, pero brilla particularmente en Sanabria y en La Carballeda, donde efectivamente el tren ya no para cuando viene bien. Desde el 9 de junio, no hay servicio por la mañana. Y la gente está indignada. Muy visiblemente.
Por eso, cuando dan las doce en Puebla, la hora del paro fijado en toda la provincia para este 17 de junio, el trabajador del Banco Santander coloca un cartel en la puerta y echa la llave, la gente de la farmacia y de los negocios del entorno se concentra en el exterior, un grupo de varios jóvenes reparte pegatinas reivindicativas, las mujeres de la panadería dejan de atender, más vecinos se asoman a los balcones y todo se para. Solo quedan algunos turistas que miran y no comprenden.

«Son las doce y tenemos que ‘pechar’ todos», advierte Paula, que sale de su bar, lo cierra como dice y se va hacia otro negocio de hostelería donde se junta un grupito de gente. La cosa va así. No hay una concentración en ningún punto concreto, pero la cabecera de la comarca se detiene. Son diez minutos de quejas, de algunos gritos y de muchas pegatinas. También de un enfado que se incrementa por momentos.
En el bar al que va Paula, llamado La Mala Madre, hay trabajadores que hablan de los profesores o de los médicos que no podrán venir. Enfrente, una mujer ruge con la consigna más común: «¡Si no para, no pasa!». Lo repite ante las cámaras de una televisión de alcance nacional que ha venido para saber lo que piensa la gente de una comarca que se ve inerme ante la decisión de Renfe, pero que no tiene la intención de callarse.
«¡Puente, eres un corrupto!», apunta una mujer desde la entrada de la farmacia. La referencia va por el ministro de Transportes, aunque también hay menciones al presidente de Renfe. Y al alcalde de Vigo. Álvaro Fernández Heredia y Abel Caballero son los otros dos señalados: «Al final, cortamos las vías», advierte otra de las manifestantes, mientras los establecimientos permanecen vacíos y los trabajadores a la puerta. A la sombra, si se puede, porque el día del parón ha venido hirviendo.

La rotonda de El Puente
Esto es lo que pasa en Puebla, pero las imágenes se reproducen de forma similar por toda la comarca. En El Puente, los vecinos se concentran a la misma hora en la rotonda de entrada al pueblo, la que sirve para continuar hacia las playas del Lago que se llenarán de turistas en las próximas semanas. Hay banderas de Zamora, carteles y más gritos: «¡Si no para no pasa!».
Las concentraciones se repiten en Mombuey, en Villardeciervos y en otros pueblos más pequeños. Los avisos también: «No nos vamos a callar». Por delante, la batalla larga. Pero en la comarca la gente sigue dispuesta a pelear.