«La declaración de Reserva de la Biosfera coloca a Zamora en el mapa mundial». La frase, ambiciosa donde las haya, la pronunciaba un eufórico Fernando Martínez Maíllo, entonces presidente de la Diputación de Zamora, pocos minutos después de que los estados del Consejo Internacional de Coordinación del Programa MAB de la Unesco aprobaran, por unanimidad, la declaración como Reserva de la Biosfera Transfronteriza de la Meseta Ibérica. De esta frase, y de la declaración en sí, se han cumplido esta semana diez años con sensaciones, entre los actores que están sobre el territorio, encontradas. Sí se ha generado más interés en la zona, sí se ha mejorado la cooperación transfronteriza entre entidades transfronterizas… pero la sensación general es que podría haberse hecho más y que, sobre todo, queda mucho por hacer.
Fue el propio Maíllo, diez años después como senador, el que puso el tema sobre la mesa hace dos semanas con una pregunta realizada al secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Alfonso Morán. «Echo de menos el apoyo del Gobierno a estas iniciativas. La reserva tiene diez años y la ausencia de colaboración, especialmente en estos últimos años, es palmaria». Y es que Maíllo apunta a que el tiro se está centrando mucho en la naturaleza y poco en los vecinos. «Esto no es un sistema de protección, sino de compatibilidad entre la economía local y la protección del medio ambiente».
Y es que la Reserva de la Biosfera no es, ni mucho menos, ajena a la lucha política. 9,2 millones de euros, dice el secretario de Estado, se han transferido a la Junta de Castilla y León para la puesta en marcha de proyectos en las reservas de la biosfera. «No sabemos cuál es el grado de ejecución», añade Morán. Cifras, concluye Maíllo, que no reflejan la realidad de la reserva. «Ahora hay un proyecto de señalización que se va a financiar con estos fondos y del que se quejan los encargados de la reserva por la falta de apoyo del Gobierno», añade.
El vicepresidente de la Diputación de Zamora, representante del Patronato de Turismo de Zamora Y diputado encargado del área de Turismo, Víctor López de la Parte, valora positivamente la década de existencia de la reserva, que define como «ejemplo de cooperación transfronteriza» en múltiples materias. Destaca el diputado la enorme extensión de la reserva, la más grande de Europa, que «protege más de 1,1 millones de hectáreas de las que 475.000 se encuentran en el lado español de la Raya y 657.000 en Portugal». Datos que se añaden al hecho de que integra cinco parques naturales: Arribes del Duero, Douro Internacional, Lago de Sanabria, Montesinho y Vale do Tua. «Hemos conseguido compartir dinámicas en cultura, patrimonio y turismo a ambos lados de la frontera, y eso es positivo», celebra el representante de la Diputación, una de las entidades representadas en la AECT Zasnet, que es quien gestiona la reserva.

De la Parte considera que la Meseta Ibérica ha cumplido su objetivo de «poner a Zamora en el mapa» pero, apunta, queda por hacer. «El sello de la Reserva de la Biosfera es importante y lo llevamos a todas las ferias a las que vamos, siendo cada vez más reconocido» en los ambientes especializados. Queda, sin embargo, el ciudadano de a pie, más ajeno a las grandes ferias promocionales y que se mueve en otro tipo de ambientes. «En el debe, quizás sea cierto que hemos dado históricamente por sentado el turismo de naturaleza y no lo hemos promocionado lo suficiente», reconoce el diputado: «Hemos hecho más fuerza en toda la parte que conlleva la producción que en la vertiente promocional», cuestión en «la que hay que trabajar» en el futuro más inmediato.
Con todo, las mismas fuentes explican que «se ha instalado una red de señalización interpretativa para facilitar al visitante la compresión del paisaje y el patrimonio» y recuerdan que, en 2024, «se abrió en Castilla y León un centro de interpretación integrando información ambiental, cultural y artística» con proyectos como «Ruta del Saber Hacer». Para la Diputación, «el impacto social y económico es notable», así como «el fomento de una identidad compartida y el sentido de comunidad generado en las poblaciones fronterizas». La reserva, concluye López de la Parte, «promueve sectores clave como la agricultura ecológica, el turismo rural y la artesanía, reforzando la economía local y la cohesión social».
Sensaciones sobre el terreno
Cuando se baja más al terreno la sensación es otra. José Manuel Pilo, alcalde de Fermoselle, echa en falta más recursos y, aunque reconoce que la promoción de la zona se ha visto beneficiada desde que Fermoselle y el parque natural de los Arribes forman parte de la Meseta Ibérica, asegura que la situación podría ser mejor. Por ejemplo, en Sayago se echa en falta más señalización de la zona. «De poco sirve que estés en una reserva si cuando llegas no hay nada que nos diga que estamos en ese espacio», asegura el regidor municipal.
Fermoselle ha obtenido cerca de 300.000 euros, el máximo, para el proyecto en el que lleva años trabajando, que tiene varias patas (restauración de palomares, desbroce de amplias áreas de terreno, sembrado de tierras, rutas hacia el Cañón del Duero o compra de bicicletas eléctricas para re correr la zona). Con todo, en Fermoselle aún se refugian más en su parque natural que en la Reserva de la Biosfera, quizás porque lo ven más cercano. «De poco sirven grandes proyectos en zonas muy grandes si luego cuesta mucho bajar al territorio», asegura Pilo.
Y, como antes apuntaba Maíllo, Pilo echa en falta más medidas de apoyo a la población y asegura que las inversiones de la Meseta Ibérica han estado de momento muy enfocadas a los recursos naturales. El alcalde de Fermoselle echa mano de las peticiones que elevó hace unas semanas, cuando el presidente de la Junta de Castilla y León presentaba en su localidad el Plan de la Raya e indicaba, Pilo, que de poco servía destinar cantidades millonarias a la recuperación del águila perdicera y el alimoche cuando no hay dinero para «recuperar al principal animal en peligro de extinción en estas tierras, que es el hombre. Tener recursos está muy bien, pero si no hay gente en el territorio, de poco sirve la reserva», concluye el alcalde.
Las «bondades» de la Reserva de la Biosfera
Cuando la Unesco dio el visto bueno a la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica se pusieron sobre la mesa los principales objetivos a conseguir durante los siguientes años. Diez «bondades» que, una década después de que se iniciara el camino, llega el momento de evaluar. Eran la conservación de los sistemas y especies, la gestión conjunta transfronteriza, la certificación Biosphere, la generación de un turismo sostenible con centros interpretativos, la revalorización del patrimonio cultural, el impulso de la economía local, la aparición en publicaciones de la Unesco, el refuerzo de la identidad comunitaria, el fomento de la red de parques protegidos y una «gobernanza innovadora». La lectura del listado permite comprobar que, mientras algunos objetivos están encaminados, otros aún se encuentran en una fase más que incipiente.