Zamora sigue inmersa en la fiebre de las renovables. Casi cada semana aparece un nuevo proyecto. No todos se concretan, pero resulta evidente que la provincia es un lugar atractivo para las empresas que se dedican a este tipo de instalaciones. El último caso, revelado este lunes por varias asociaciones ecologistas, hay que buscarlo en la frontera entre Sanabria y La Carballeda y se trata del planteamiento de un parque eólico con trece grandes aerogeneradores.
Los detalles principales los aportaron los propios grupos «verdes», que hablaron de molinos de 220 metros en una zona particularmente delicada por la presencia de fauna. El proyecto, en todo caso, es público, así que cualquier vecino lo puede consultar en esta fase de información pública de la solicitud ambiental. El municipio más afectado sería Rosinos de la Requejada, junto a Espadañedo y, en menor medida, Asturianos.
Según el proyecto, las obras costarían 63,9 millones de euros + IVA y, en caso de ser autorizadas, se acometerían en un plazo de 22 meses. No se trata de unos trabajos fáciles. Los promotores tendrían que construir los viales de acceso desde la carretera provincial ZA-125, y actuar con los drenajes, la cimentación, las plataformas o las zanjas para el cableado.
Además, tendrían que ejecutar dos torres meteorológicas de 135 metros, ubicadas en los municipios de Espadañedo y de Rosinos. La idea es que el punto de conexión esté en la subestación Arbillera, la misma que la del parque solar proyectado en esta misma zona anteriormente por la misma empresa. No en vano, ambas iniciativas para la instalación de renovables llevan por nombre «Valentina» y están directamente vinculadas.
La empresa en cuestión que pretende ejecutar este parque eólico es Solaria, aunque en realidad lo haría a través de la sociedad «Planta FV130 SLU». Se trata de una compañía secundaria de la primera con bajo capital social y con sede en la calle Princesa de Madrid.
Estos son los datos públicos, ¿pero qué se comenta en la zona? El alcalde de Espadañedo, Filiberto Álvarez, asegura que se enteró de la iniciativa porque le llegó «una carta de la Subdelegación». «Nadie ha contactado conmigo», asegura el mandatario municipal, que reside en uno de los anejos de Espadañedo, Vega del Castillo, y que tiene que hablar a través de una llamada de Whatsapp para sortear los problemas de cobertura. Las últimas tecnologías en molinos eólicos podrían llegar antes que la posibilidad de charlar por el móvil.
En todo caso, Álvarez admite que ya han podido ver «un poquito» del proyecto y señala que con eso le vale para considerar «impensable que lo hagan». «Estamos dentro de la Red Natura 2000», constata el mandatario municipal, que explica que hace cuarenta años que aparecen de forma recurrente proyectos de esta índole que luego son derogados por cuestiones ambientales: «Creo que se tirará para atrás», insiste.
En cuanto a su postura, Álvarez distingue entre los dos planos en los que se maneja: «Yo como Ayuntamiento lo vería bien porque es mucho dinero, pero como persona que da paseos por la zona igual lo veo un poco feo», señala el mandatario municipal, que insiste en que no ha tenido contactos con la empresa: «Ves coches y gente, pero no sabes ni lo que están haciendo», afirma el regidor, que sí apunta que el parque afectaría a montes de utilidad pública.
De los condicionantes ambientales al «prestigio» de la empresa
Por su parte, el diputado de la zona y alcalde de Asturianos, Ramiro Silva, remarca que es un proyecto que se ha planteado «como hay varios en la zona». Él mismo recibió también una comunicación como municipio afectado principalmente por la línea de evacuación: «No hemos hecho alegaciones porque para nosotros es una línea soterrada y puede generar riqueza en otros ayuntamientos», destaca el responsable local.
Silva también plantea sus dudas por el asunto de la protección especial de las aves, aunque apunta que la empresa es «de reconocido prestigio en el sector», por lo que, a su juicio, podría haber tenido en cuenta esos condicionantes ambientales para tratar de sortearlos. De momento, los alcaldes, los vecinos y el resto de los ciudadanos tendrán que esperar a que pasen los plazos, con los grupos ecologistas en pie de guerra y con el proyecto aún pendiente de las autorizaciones pertinentes.