José Antonio se apellida Bruña Bruña, pero la gente por la zona le conoce por el apodo: «Perkins». En Porto, la popularidad se la da el oficio, el de ganadero y el de hostelero, y es que este vecino de la Alta Sanabria no solo tiene las vacas y las yeguas en la sierra, «todo el año en extensivo», también mantiene su bar. Lo hace de la mano de su hijo y con bastante jera en agosto en su negocio de doble vía. En estas fechas es cuando se multiplica la gente ante la barra, y es el mes de la feria, claro.
Porto celebra este lunes la vigésimo primera edición del concurso morfológico nacional y de la muestra vinculada a la raza alistana-sanabresa, y su posición como sede del evento no es casual. Aquí se fraguó la resistencia de este ganado vacuno que mantiene 35 profesionales asociados en el colectivo que los aglutina. Casi todos están en la provincia, aunque las 2.300 cabezas registradas se reparten también por otros puntos de Castilla y León e incluso del País Vasco.
En el caso de José Antonio, más allá de los vaivenes de la vida y de la salud de la raza a lo largo de todos estos años, la vinculación con la alistana-sanabresa viene pegada a él desde la cuna: «Llevo toda la vida, desde que me salieron los dientes», admite el vecino de Porto, que domina un negocio no exento de problemas: los de siempre y los sobrevenidos.
Entre ese segundo grupo, destaca ahora el impacto de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE), que le complica la vida a los ganaderos de Sanabria, a la espera de ver si la vacuna ejerce como antídoto eficaz. José Antonio no ha tenido casos hasta la fecha, pero «eso no quiere decir que mañana no pueda saltar la liebre». Lo que sí ha sufrido recientemente el profesional de Porto son ataques de lobo, de eso se libran pocos.
«Últimamente, llevo 17 terneros y 14 potros muertos», contabiliza José Antonio, que suma una yeguada a las 270 cabezas bovinas con las que trabaja, 70 de ellas alistano-sanabresas. «Lo tengo todo en extensivo y en la sierra, en la zona que linda con Galicia. Aquí siempre ha habido lobos, pero no como ahora. No lo digo muy alto, porque no lo sé, pero mi opinión es que vinieron de la Sierra de la Culebra cuando el incendio», indica el ganadero.
Frente a eso, el profesional de Porto no encuentra soluciones a la vista: «Ya sabes lo que hay», resume. «Lobo tiene que haber, pero ahora están acabando con la fauna. Yo tengo mastines, pero es que me muerden hasta al perro», añade José Antonio, que apunta que, de momento, «habrá que aguantar» mientras se pelea por una solución que también demandan los otros tres ganaderos de su pueblo.
El relevo
El asunto interesa para el presente y para el futuro, porque varios de los que están no son muy mayores y porque el relevo parece afianzado con gente como su hijo, que rebasa por poco los treinta. «Con la alistana-sanabresa, lo que pasa es que la gente no la valora tanto. Se ve más pequeña y muchas personas compran con los ojos», abunda el sanabrés, que tiene en mente algún movimiento para reforzar el asociacionismo entre los ganaderos y promover un proyecto común que estimule las ventas.
Pero eso será después de la feria. De momento, este lunes, lo que toca es lo de cada 26 de agosto, y allí bajará José Antonio con algunos de sus ejemplares. Él asegura que en esta muestra todavía se vende, pero también se exhibe: «Llevaré algunos de los capados», adelanta. Será otra evidencia de que la raza pervive, aunque el miedo a lo que ocurra en la sierra cuando muchos bajen y los de Porto se queden solos está latente ahora. Habrá que ver cómo lo cuentan el año que viene.