El 9 de julio de 1997, en Sierra Nevada, Frutos Feo corrió los cien metros lisos con una marca de 10,22 segundos. Fue, en su día, el atleta de Castilla y León que más rápido ha corrido esa distancia. Hoy, 27 años después, sigue siéndolo. También mantiene el récord regional de sesenta metros y fue parte del equipo que tiene la plusmarca regional en 4×100.
A Frutos Feo, la historia le ha dado el papel que merece. El último gran atleta que ha dado Zamora, participante en los Juegos Olímpicos del año 1996 en Atlanta, es ahora profesor de informática en Cantabria, donde vive desde que se retiró. Pero Feo respira atletismo por todos los poros de su cuerpo. Habla con pasión de lo que hizo, es incapaz de esconder el orgullo que siente cuando relata como su hija pequeña (14 años) empieza a hacer sus pinitos en el atletismo, intentando encontrar su disciplina, y se le nota interesado cuando habla de la situación actual, desde el plano local hasta el nacional.
“A mí el deporte me ha dado mucho. Las medallas, los récords… eso queda ahí, pero me ha enseñado más. A perseverar, a aguantar, a sacrificarme, a volverlo a intentar”, relata mientras hace una pausa en su día a día para tomar un café en Santa Clara.
El zamorano, vecino de El Perdigón, es representante de la última gran hornada de deportistas de la tierra en unos Juegos Olímpicos. Barcelona 92 y Altanta 96 fueron la cima del deporte local. ¿Por qué? “No hay mucha explicación, hay generaciones que vienen muy buenas y eso se nota a la hora de competir”. Impulsados por el piragüismo, la delegación zamorana llevaba en Feo a su gran baluarte para el deporte rey de los Juegos Olímpicos, el atletismo. “Quedé en la posición 52, con unos tiempos que todavía se ven” entre los atletas que participan. No hay que bucear mucho en las clasificaciones para encontrarse marcas por encima de los 10.22. “Lo ves y dices, así corría yo”, remarca.
La inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 es buen momento, por tanto, para recordar lo que para un atleta es participar en la competición y vivir en la Villa Olímpica. “Echo la vista atrás y no parece que hayan pasado 28 años”, rememora. “Recuerdo una sensación muy profunda, esto lo podrá decir cualquier deportista que haya sido olímpico. La hermandad que se vivía, compartir momentos con algunos de los más grandes atletas de la historia, es impagable”, recuerda ahora. Feo compartió tacos de salida con Frank Fredericks, que corrió los cien metros en 9,89 segundos en la final. Quedó por detrás de Donovan Bailey, que voló en 9,84 para hacer el entonces récord del mundo.
La cita olímpica se recuerda, sin embargo, por el récord que Michael Johnson consiguió en los 200 metros lisos: 19,32 segundos. “Vimos esa carrera en el estadio, y recuerdo comentar que ese récord no lo íbamos a ver superar. Fue impresionante”. Lo superó Bolt, “un fuera de serie”, en 2009, estableciéndolo en 19,19. Ahí sigue, “pero muestra que siempre se puede superar una marca”, apunta Feo.
La competición
El atleta zamorano recuerda vívidamente los momentos previos a la competición. “Muy concentrado”, asegura antes de hablar de su entrenador. “Nos metía en la cabeza tres letras: CVR. Concentración para salir rápido, visualización para verte en la carrera, y relajación cuando llegara el momento”.
Siglas que permanecían en la cabeza en el siempre tenso momento de los tacos de salida. “En mis tiempos se permitía un fallo, ahora no. La concentración es brutal, porque los 100 metros son una distancia muy corta, no permite recuperación si te quedas en los tacos. Sabes que tu preparación de cuatro años se puede quedar ahí si te quedas clavado”.
El atletismo
Feo es el último gran atleta de Zamora. Lo que habla muy bien de él y de las marcas que consiguió, pero no tanto del atletismo zamorano. «Me entristece mucho que la provincia no sea capaz de sacar gente, creo que las instituciones deberían ayudar un poco más al atletismo», asegura, «echar una mano al deporte base».
No sucede lo mismo, asegura el zamorano, con el atletismo regional y nacional, que vive «un buen momento» y que «puede darnos algunas alegrías en estos Juegos». Los nombres propios que salen a la palestra durante la conversación son conocidos y van desde el palentino Óscar Husillos a la gallega Ana Peleteiro. «Hablar de medalla antes de que empiece la competición es muy atrevido, pero ojalá nos den una alegría».
«Al deporte tuve que dejarle ir»
Frutos Feo se retiró a comienzos de los 2000 y, desde entonces, mantiene una relación más distante con el deporte. Profesor de Informática, afirma que «al principio, cuando llegaba la hora de entrenar y acababa de dejarlo, era muy complicado no hacer ejercicio, sentía que me faltaba algo».
Después, la vida se impuso. «Hay gente que me conoce desde hace años y se sorprenden cuando se enteran de que fui a unos Juegos Olímpicos. Nunca me ha gustado la ostentación, nunca he presumido de ello», asegura. Con todo, el palmarés pesa, y son los propios profesores de su colegio los que piden al zamorano alguna charla con los chavales, y los entrenadores de los clubes de atletismo de Cantabria los que plantean alguna «masterclass» del exvelocista. «Lo hago encantando, pero nada más», zanja.