La colección de tapices del Patrimonio Nacional alcanza 3.000 piezas. Está compuesta por la colección real, compuesta por tapices flamencos atesorados por la casa de Habsburgo y tapices españoles fabricados para los monarcas de la Casa de Borbón; las colecciones conservadas en los Patronatos Reales de Las Huelgas de Burgos, las Descalzas Reales de Madrid y Doncellas Nobles de Toledo; así como los tapices tejidos en el siglo XX para el Patrimonio Nacional y el Valle de los Caídos. Se trata de una colección que está considerada como la más representativa. “Es la mejor del mundo, y estos tapices son dignos de formar parte de ella”, asegura, en relación a los tapices de la Catedral de Zamora, Miguel Falomir.
El director del Museo Nacional Del Prado es uno de los mayores expertos en esta materia y el lunes -acompañado de Javier Solana (presidente del Patronato del Museo del Prado), Celia Guilarte (jefa de Relaciones Institucionales del museo) y Pepe Calvo (director del Museo Etnográfico de Zamora)- realizó una visita por la colección de tapices de la Catedral de Zamora. La única parada de un viaje exprés a la ciudad, elegida directamente por su equipo más cercano y en la que los dos máximos responsables del Museo del Prado participaron sin la compañía de autoridades y sin que nadie del Obispado les recibiera en la Catedral. Como unos visitantes más, aunque la presencia de Solana fuera requerida por varias de las personas que en ese momento se encontraban en la seo para hacerse una foto de recuerdo.
Una visita relámpago a “lo mejor de Zamora”, explicaban personas cercanas a Falomir y Solana. “La gente no se hace una idea de lo que significó en su día el tapiz, de lo que fue. Sin duda, mucho más importante que la pintura, y mucho más caro. Estos que hay en Zamora son sin duda estupendos”, apunta Falomir frente al tapiz de la Guerra de Troya, confeccionado en el último tercio del siglo XV.
Pero sin duda es el tapiz de Tarquino Prisco, considerado una obra maestra tejida en los talleres de Arràs hacia 1475, el que concentra buena parte de la atención de los representantes del Prado. Junto a él se detienen Falomil y Solana nada más subir a la exposición. “Es asombroso”, asegura el presidente del Patronato, que asegura que ya conocía la colección de varias de sus visitas anteriores a Zamora.
El director del Museo Nacional del Prado fotografía detalles de la obra mientras la observa, sin capacidad para hacer una fotografía más general por el espacio reducido de la estancia. “Están un poco justos, estaría bien un espacio que les diera más amplitud”, asegura al ser preguntado sobre el proyecto existente para dotarlos de una nueva sala expositiva. “Sería bueno tener más distancia para verlos. Si se exponen bien pueden ser un reclamo importante para visitar la ciudad porque ya son importantes, y muy conocidos”.
Colaboración entre museos
Solana y Falomir se desplazaron a Zamora con motivo de la presentación de “La cita”, el cuadro de Goya que durante este mes estará expuesto en el Museo Etnográfico de Zamora. Una colaboración entre museos que, según confirma el propio director del Prado en declaraciones a este periódico, irá a más.
“En muy breve plazo” llegará a Zamora la escultura de gran formato “Amor y trabajo”, de José Montserrat Portela. La restauración de la obra, que encaja perfectamente con el discurso del Etnográfico, ha terminado ya y los propios técnicos del Museo Nacional se han desplazado ya a Zamora para comprobar que entra por la puerta y que goza de un lugar digno para su exposición, extremos confirmados en ambos casos.
Será el depósito permanente número 39 del Museo del Prado en Zamora. Una cifra que, con todo, podría quedarse en 38 ya que una de las obras depositadas en la Diputación, “Los amigos de Jesús”, de Antonio Fillol Granel, podría viajar a otra institución valenciana, dada la importancia de al obra dentro de la trayectoria de este autor y su procedencia y producción arraigada en la región costera.