Más de quinientos niños en la cantera, en un deporte que no es fútbol y en la provincia más envejecida de España. «Cuando vamos por España la gente reconoce el meritazo que tiene esto, con las dificultades demográficas que hay en Zamora, con muchos pueblos sin niños. Al final nosotros lo estamos haciendo desde la máxima ilusión, simplemente queremos jugar, divertirnos y si se gana, pues mejor». El Club Baloncesto Zamora vive en estos años el momento más dulce de su historia, impulsado por los éxitos del primer equipo pero sustentado, sobre todo, en la cantera. El verdadero orgullo del club, que apoya en las actividades en los colegios, en las extrescolares y los equipos autonómicos los cimientos del proyecto, cimientos que tienen por uno de sus principales objetivos que la ciudad se identifique con el club. Y, para ello, es fundamental implicar a la chavalería.
Rubén Pascual es el coordinador de cantera del CB Zamora, la persona que está al frente, desde hace tres temporadas, de este pequeño milagro que hace que por las calles sea cada vez más habitual ver a un niño con una mochila con el escudo o una niña con el chándal del club. Detrás de eso hay dinero, hay paciencia, interés y, sobre todo, hay mucho trabajo. Es obligatorio hablar de los equipos autonómicos en primer lugar, el baloncesto «de más rendimiento» de los que ahora ofrece el club a los chavales, el que exige más compromiso y el que muestra el gran momento que vive este deporte en la ciudad, comparable al que hace una década vivía el balonmano. El club cuenta con 14 equipos autonómicos, equipos que viajan todos los fines de semana, que buscan la diversión pero también resultados y que son cantera de un equipo profesional de alto nivel. «Es importante que los chavales tengan en quién reflejarse», explica Pascual, ligando el buen momento del primer equipo al de la cantera. Sin uno, es difícil explicar otro.

La profesionalización del club en este sentido es brutal. Nacho Domínguez y Carla Huerga se encargan de trabajar codo con codo con Rubén Pascual y el club ha incluido un área de salud deportiva en sus primeras etapas, que lleva Nico García y que enseña a los chavales a cuidar su cuerpo mientras hacen deportes, a prepararse yendo más allá del típico levantamiento de pesas y a recuperarse correctamente en caso de lesión. «No somos ni el Real Madrid ni el Valencia Basket, pero sí somos el mejor CB Zamora que podemos ser y ofrecemos lo mejor que podemos ofrecer», resume Pascual.
Pero el sistema no se entiende sin el principio. Baloncesto, a nivel mediático, no es fútbol. Hay pocas dudas de esto. Los niños, sobre todo ellos, prácticamente «nacen» con el chip del fútbol, pero algunos van cumpliendo años sin saber siquiera las reglas más básicas del basket y sin haber jugado nunca. «Hemos comprendido que es necesario llevar el baloncesto a los colegios, llegar a los pueblos, con los campus de verano y de Navidad y establecer una onda expansiva de conocimiento del baloncesto y de lo que se hace en Zamora, inculcando los valores de comportamiento y respeto que tiene este deporte y que cuesta ver en otros». En los coles, el CB Zamora está en prácticamente todos los centros públicos de la ciudad y en alguno privado. «Ponemos el monitor para que los chavales jueguen, y eso se complementa con la liga interna de los viernes en el pabellón de la Diputación», una actividad donde muchos críos se juntan a disfrutar del deporte. «Lo que hacíamos nosotros de jóvenes, salir a jugar a la calle, pero adaptado a los nuevos tiempos», resume Pascual.

Desde esta base se sube si hay capacidad y ganas. El club tiene dos equipos en primera división autonómica, un cadete y un junior, y a mayores hay un infantil masculino y un cadete femenino en muy buena posición. «Es una muy buena noticia esto, que haya cuatro equipos en disposición de estar a ese nivel, pero siempre teniendo claro que la competición es una pata más de la formación. A veces la gente te obliga a elegir, parece que no puedes competir, formarte y divertirte a la vez. Aquí defendemos una colaboración entre todas las formas», replica Rubén Pascual, que apuesta por llevar «la identidad del club» a todos los niveles de cantera. «Ser fieles a los esfuerzos, a la dedicación, dar pasitos, no grandes, sí seguros y siempre hacia delante».
No hay techo en el proyecto de baloncesto de base. «Vamos despacio, es algo en lo que coincido plenamente con Saulo, pero hacia adelante, siempre, trabajando, todos los días. No tenemos prisa. Se ha visto en el primer equipo, cada año un paso más hasta que las cosas salen. En cantera es igual», explica el coordinador, «vamos dando pasos y el club, la sociedad y los chavales de Zamora nos marcan el camino. Tenemos ambición, claro, bien entendida. Pero no nos marcamos un techo, eso es tocar puntos de frustración innecesarios. Nuestro techo es mañana», resume Pascual.
Los resultados, a la vista está, van llegando. El club tiene ya a nueve jugadores, seis chicos y tres chicas, en órbita federativa, habiendo participado en concentraciones y partidos organizados por la Federación de Baloncesto de Castilla y León (Rubén Hernández, Nathan Alonso, Esteban Hernández, Julián Pardal, Enma Gómez, Pablo Hernández, Rodrigo Nunes, Noa Blanco y Lucía Vázquez). Dos entrenadores están también en esta dinámica (David de la Fuente y Carla Huerga), con participaciones también de Alberto Hidalgo, Alejandro Centeno e Isabel del Río. El proyecto camina y apunta alto, «da pasos», como dicen en el club, pero sin perder de vista el origen. Sin dejar de valorar nunca a esos chavales que, por mera afición, lucen los colores del CB Zamora por las calles de la ciudad.
