A la entrada de un camino ubicado a unos cinco kilómetros de Tábara, al pie de la N-631 y en dirección al cruce de Litos, varias personas se quitan el barro de las botas mientras tratan de despegar el frío de sus cuerpos. Son las doce de la mañana de este sábado, un día que ha venido lluvioso, ventoso y desagradable en general. Claramente, no hace para plantar árboles, pero la gente que se limpia y se abriga ha venido a eso, así que lo ha hecho y ahora retorna al auditorio Leticia Rosino de la localidad con la jera cumplida. Habrá que ver si también con un resfriado en gestación.
Pero eso ahora es lo de menos. Lo de más es que las 250 personas que se han implicado en la tarea han puesto otro granito de arena para que el paraje comunal de Tábara donde han estado se convierta próximamente en un bosque. Esa es la idea de la jornada organizada por la Confederación General del Trabajo (CNT), que lleva tres años acudiendo a la zona para trabajar en ese objetivo. Si el lector conoce la provincia y se muestra un poco perspicaz entenderá que todo va ligado a los incendios que sufrió esta tierra en 2022. Se trata de ayudar a la regeneración.

Así lo explica una de las representantes de la CNT en la zona. Su nombre es Verónica Munuera, y un par de horas más tarde del final de la plantación se agarra a un plato de comida caliente para afrontar el día frío y encarar una tarde de charlas y de concierto: «Ha venido gente de toda España, de todos los sitios», aclara la mujer, que subraya que también se han organizado talleres de plantas autóctonas y semillas, y se ha montado una pequeña ludoteca con una monitora para echar el rato con los niños en el interior.
Además, los asistentes han rendido homenaje a las personas fallecidas en los incendios, y la organización ha leído un escrito al pie del monumento erigido para recordar los daños irreversibles de aquellos fuegos y para homenajear a quienes lucharon contra ellos: «También han venido bomberos de la zona, e incluso de Ávila, para comentarnos la situación laboral que tienen», apunta Munuera, que recalca la necesidad de mirar más a estas zonas rurales y de cambiar leyes para que, por ejemplo, se favorezca la presencia de la ganadería extensiva.

La donación
En general, la unión entre bomberos, vecinos y la gente del sindicato da forma a una jornada en la que también tiene un papel relevante el gesto altruista de El Tomillo. Así se llama el vivero que ha donado los madroños, encinas, robles y alcornoques para plantar. Además, el Ayuntamiento de Tábara ha cedido nuevamente el terreno, que anteriormente era un pinar. «La reforestación de la Junta está avanzando lento y la gente es la que saca esto adelante», constata Munuera, antes de volver a la mesa con su plato caliente para alimentarse antes de asistir a las charlas.

