Las historias se cuentan desde el principio. Y la de Santiago Textil hay que narrarla a partir del año 1949. Incluso, convendría ir un poco más atrás, a los tiempos en los que un hombre llamado Santiago Genicio Campesino entendió que su prosperidad no pasaba por el pueblo que le vio nacer, Gallegos del Río, y decidió marchar de Aliste a Zamora. Del campo a la ciudad. Como tantos otros. Aquella determinación abrió un camino, y por ese sendero despejado transita ahora el nieto de ese hombre, David. Él es la persona que ahora narra las andanzas de la familia y del negocio. También de una vida particular.
Pero volvamos al abuelo. Santiago Genicio Campesino empezó a ganarse la vida en el sector del comercio trabajando para otros, en negocios tan míticos como Las Tres Tiendas. Fue después de hacer algo de capital cuando se instaló con negocio propio en la esquina entre la calle del Riego y lo que entonces era Fabriciano Cid, ahora La Costanilla. Para eso, necesitó un empujón: «Fue mi abuela la que le dijo: si tienes tanta clientela que va por ti, ¿por qué no te animas a ponerte por tu cuenta? Seguro que va a ir bien», recuerda David. Y Feli tenía razón: fue bien.

El negocio arrancó en 1949 y se asentó. «En aquella época, se funcionaba mucho con los tejidos que venían en el tren en piezas forradas con papel», explica David Genicio, que destaca que la calle no estaba asfaltada, que la gente se movía con carros y que las personas de los pueblos paraban un poco más abajo, «donde El Sayagués», para subir a esta zona comercial o hacia la Plaza Mayor. Si el campo tenía buen año, la moneda se movía más. Siempre fue así en esta provincia.
Y de ese modo empezó a funcionar la tienda de Santiago en la esquina entre el Riego y la Costanilla. Y funcionó tanto que su dueño original quiso mejorar. Un puñado de años después de la apertura, ya entrados en los 70, Santiago Genicio Campesino decidió construir un edificio en otra esquina. Esta vez, en la acera de enfrente del Riego, en la confluencia con la Costanilla de San Antolín. «Hizo un local más amplio y más grande», rememora David, que habla ahora desde ese lugar. El empuje de su abuelo fue el principio de todo; su valentía sostiene el legado.
Pero, entre ambos, hubo una segunda generación: la de Santiago Genicio Temprano, el hijo del Santiago que fundó la tienda y el padre de David. «Estuvo él, que falleció hace cuatro meses, y yo llevo desde 2008», apunta el responsable actual de Santiago Textil, que casi se sorprende al constatar que ya han pasado 17 años desde que se enteró de que su padre se jubilaba, sopesó el consejo que le dio un amigo y decidió ponerse al frente. «Mi familia me apoyó mucho desde el principio», aclara.

Por entonces, David Genicio tenía 22 años y estudiaba diseño de interiores. Pero decidió quedarse en el edificio que construyó su abuelo y seguir con «un comercio textil con mucha variedad de artículos» y con una clientela muy clara: «Nosotros siempre hemos vivido de los pueblos», sostiene el responsable de Santiago Textil, que subraya que su tienda sigue trabajando con los artículos de toda la vida y aumentando la oferta con especializaciones. También con propuestas originales.
Y es que este negocio con más de 75 años de historia ha empezado a ser conocido ahora entre un público más joven por sus diseños especiales; por sus «artículos diferentes», como apunta el tercero de los Genicio. Si usted ha visto calcetines, camisetas o pijamas con imágenes típicas de los pueblos, personajes de las mascaradas de la provincia o cofrades de Semana Santa, ha de saber que vienen de aquí, de una línea particular surgida en un negocio que no puede ser más clásico.
«Para nosotros es un orgullo tener estos artículos para homenajear a los pueblos o a las tradiciones», asegura David, que recalca que siempre fue una persona muy inquieta, «de darle vueltas a todo». «En ese afán, hemos ido dándole una vuelta a la tienda», abunda el dueño de Santiago Textil, que ha incorporado esta línea sin perder lo que había. «Lo que más repercusión ha tenido han sido los calcetines. Ya empezamos con alguna cosa hace diez años, pero el boom es más reciente», admite.

Del calcetín con imágenes del Zangarrón de Sanzoles, de la Vaquilla de Palacios del Pan o de la Visparra de Vigo de Sanabria se pasó también a los pijamas, a las camisetas y a las sudaderas: «Y ahora el horizonte es adaptarlo a más prendas, como las mantas», anuncia David Genicio. Tienen jera por delante, y es que de las imágenes de las mascaradas pasaron directamente a la simbología de los pueblos. Ya han diseñado piezas para casi 200 localidades. Y hay «30 o 40» en lista de espera.
«Antes lo hacíamos de una manera más aleatoria, pero ahora alguien se encarga de enviarnos las imágenes más representativas del pueblo y nos comprometemos a sacarla en calcetín. Es a partir de ahí cuando hacemos el resto de los artículos», confirma el responsable de Santiago Textil, que ahora está trabajando con la línea personalizada del Zamora Club de Fútbol y de los barrios de Zamora capital. Es una forma de reinventarse, de combinar lo nuevo con lo de toda la vida.

Muchas horas y mucha inversión
En realidad, no queda otra para el comercio textil local: «El sector está complicado. Aquí tenemos muchos años de trabajo, experiencia y contactos, pero aún así hay muchas horas y mucha inversión», admite David Genicio, que recuerda que, en lugares como Zamora, no vale la especialización: «No puedes dedicarte solo a vender camisas, por muy buenas que sean», advierte el responsable del negocio, que agradece que en El Riego resista algún otro establecimiento complementario al suyo.
«Yo siempre digo que la competencia es buena, estoy convencido. Y para nosotros tener otros negocios aquí abiertos es una bendición. Siempre intentamos aconsejarnos y nos llevamos muy bien. Si alguien no compra en mi establecimiento, prefiero que vaya al de enfrente, pero que no se marche», argumenta David Genicio, que reconoce que la tienda le da mucho trabajo, pero también una enorme satisfacción: «Ahora que son los Santos, he ido al cementerio y es un orgullo para mí decirle a mi padre: mira, después de todo seguimos aquí. Esto va adelante también conmigo».
*Este es un contenido patrocinado por la Concejalía de Promoción Económica del Ayuntamiento de Zamora.

