Los cuidadores de dependientes que no son profesionales se ven discriminados. Las cantidades que les llegan desde la Junta de Castilla y León, dicen, son insuficientes y son claramente más bajas que las que reciben los cuidadores profesionales, aunque estos segundos dediquen al trabajo menos horas que los que están continuamente en casa. Fruto de esta reivindicación nace Azacuefa, la Asociación Zamorana de Cuidadores No Profesionales Familiares y Amigos, que exige que los familiares sean considerados un pilar importante en los servicios sociales de Castilla y León. Y las cifras avalan esta petición.
Las cantidades, indican desde el colectivo, suponen una «clara apuesta» por la privatización de los cuidados. Y es que los números son tajantes. Un familiar que cuide a un anciano que tenga el máximo grado de dependencia reconocido puede percibir al mes un máximo de 473 euros por ello. Sin embargo, si esta misma familia solicita la ayuda a domicilio por un máximo, es lo que marca la ley, de tres horas diarias, la familia recibirá algo más de 1.100 euros que tendrá que entregar sí o sí a una empresa que preste el servicio. Es más del doble por unos cuidados que, si bien son profesionales, no llegan ni de lejos a la continuidad que presta un familiar cercano.
Las cantidades se van reduciendo conforme los grados de dependencia son menores hasta el punto de que son de 328 euros euros mensuales para un grado de dependencia nivel 2 y de 187 euros al mes para un grado de dependencia de nivel 1, el más bajo. En este último caso, la ayuda para la prestación de un servicio profesional sería de cerca de quinientos euros. En el caso del grado dos, de más de novecientos. De nuevo hay una importante diferencia de cantidades.
El colectivo Azacuefa cita el informe que elabora la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales en España, el mismo que insiste en que los servicios sociales profesionales de Castilla y León son los mejores del país. Pero los familiares se ven marginados y citan la parte del informe que no suele mencionarse en los mensajes oficiales: las cantidades que se otorgan a los familiares son «insuficientes» para que asuman el cuidado de una persona que necesita apoyo constante. La consecuencia es que el familiar cuidador tiene que ganarse la vida fuera de casa, desatendiendo en lo que desempeña su trabajo al dependiente que le necesita.
La asociación considera que los servicios sociales están «incompletos» si «se sigue discriminando el trabajo que realizan a diario los cuidadores no profesionales de dependientes, a los que no se compensa con ayudas económicas». Tampoco se cuenta con ellos, lamentan, para «entregar los productos tecnológicos que tanto se promocionan», llegando al extremo de «negar una cama articulada por no tener contratado el servicio de ayuda a domicilio».
«Trabajamos para nuestros seres queridos 24 horas al día, 365 días al año, sin sueldo, sin descanso, sin vacaciones. Y con un futuro difícil. Pedimos acabar con la discriminación social y laboral que estamos sufriendo y ser equiparados con otros servicios sociales», redundan.