Stop Biogás Zamora ha lanzado este sábado varias advertencias en relación al daño que podrían causar las plantas proyectadas sobre el sector ganadero. En particular, según el colectivo, esas industrias «consumirían toda la paja que ha estado disponible para los ganaderos hasta ahora». «Es una realidad innegable que el desarrollo de estas iniciativas a base de purines y estiércol significaría, sin duda, el fin de la ganadería en la provincia tal y como la conocemos», han destacado los activistas.
Al hilo del tema de la paja, Stop Biogás Zamora ha apuntado que «las empresas de biogás ya están estableciendo contactos dirigidos a la compra de este recurso que resulta imprescindible para el mantenimiento de la ganadería de vacuno, ovino y caprino de la provincia». «Indudablemente, la competencia con estas plantas sería desigual, ya que las pequeñas y medianas ganaderías están al límite de su viabilidad económica y no podrían hacer frente a un aumento desmesurado del precio de la paja», han constatado desde el colectivo.
En ese contexto, «la pugna por este recurso entre las propias plantas de biogás provocaría el cierre de muchas explotaciones ganaderas, y la huida del campo de todas esas familias». Por otro lado, con la nueva transposición de la normativa europea a las leyes autonómicas, «se prohibiría el uso directo de estiércol y purín en el suelo». «Las plantas de biogás serían las únicas gestoras autorizadas de estos residuos y muy previsiblemente no prestarían este servicio gratuitamente, sino que empezarían a cobrar a los ganaderos por recibir los purines y el estiércol para a continuación vender a los agricultores», han añadido los activistas.
Otra de las «innegables consecuencias del desarrollo de la industria del biogás», según Stop Biogás Zamora, «sería el aumento en la construcción de macrogranjas». «Hasta hoy, estas enormes explotaciones han tenido que justificar la gestión de sus residuos planificando su aplicación en relación con una extensión de terreno proporcional. Pero una vez instaladas las plantas de biogás, las macrogranjas ya no tendrían limitaciones», han advertido desde el colectivo.
De hecho, «hay en estos momentos un gran número de proyectos de macrogranjas esperando para instalarse». «Si dejásemos que esto sucediera, las granjas pequeñas y medianas desaparecerían en un contexto de mercado porcino tensionado, siendo únicamente viables económicamente las ganaderías industriales. Las pequeñas explotaciones con las que nuestros vecinos se ganan la vida, y que en muchos casos aún no han amortizado, se verían abocadas a la ruina, acentuando aún más la despoblación que sufre nuestro territorio», han remarcado desde Stop Biogás Zamora.
Las alternativas planteadas
Para el colectivo es «fundamental» que no se conceda «ni una sola licencia más» y tratar de resolver «el difícil conflicto ya creado con los purines generados hasta ahora». Para ello, convendría «utilizar un método que se adapte mejor a la producción de fertilizantes a partir de purines y que se podría implementar para beneficio de todos, consistente en la separación sólido-líquido de esos excrementos». Gracias a la baja concentración de sólidos presentes en la parte líquida «se conseguiría una reducción real de emisiones, entre otras de gas metano». Con la parte sólida, se realizaría compostaje agregándole restos vegetales lo que «generaría un abono de calidad para la agricultura».
Este abono contendría hasta el 50% del nitrógeno y el 80% del fósforo de los purines. A la parte líquida, que representa entre el 80% y 90% de los purines, «se le podrían aplicar otros tratamientos como la ultrafiltración que eliminaría el nitrógeno y el fósforo, o bien implementar el desarrollo de cultivos de algas que transformarían ese nitrógeno en orgánico y de liberación lenta que se podría usar sin problema para la agricultura». «Obviamente, estos tratamientos acarrearían unos costes, pero podrían ser afrontados con la venta de los abonos resultantes y también con los fondos económicos ahora destinados al desarrollo de la industria del biogás, han argumentado desde el colectivo.
Además, para Stop Biogás Zamora habría que obligar a la industria que se lucra con esa actividad a «responsabilizarse proporcionalmente a sus beneficios para que en ningún caso sean los propios ganaderos los que tengan que ver menguados sus ingresos».