Hasta 14 alegaciones presenta Ecologistas Zamora al proyecto de planta de biogás que planea instalarse en la localidad de Coreses. Quejas y dudas sobre el funcionamiento de la planta que van encaminadas a su impacto ambiental y social y a los perjuicios que, indica el colectivo, tendrá para la población de la localidad que acogerá la industria y también para las limítrofes. Municipios aledaños entre los que se encuentra la capital zamorana, que se vería también afectada por la puesta en servicio de la industria según razonan desde la agrupación ecologista.
El colectivo asegura que el tamaño de la planta es «desmedido» y que la dimensión «excede los mínimos razonables para una economía circular y de proximidad» a la vez que hay «riesgos para el medio ambiente y la buena vida de los vecinos de las poblaciones circundantes». De esas poblaciones hablan en Ecologistas Zamora en puntos sucesivos, particularmente de Zamora capital por su elevado volumen de población.
En dirección Zamora «irán los vientos algunas semanas o meses del año», apunta el colectivo en las alegaciones remitidas a la Junta de Castilla y León. Y añade que los testimonios de personas que residen junto a industrias de este tipo «son los suficientemente explícitos» en este sentido. La planta, aunque cumple con los requisitos legales establecidos para una industria de este tipo, «es un atentado al medio ambiente» por «su proximidad a la capital, su situación junto a la Nacional 122 y su cercanía al río Duero y a una zona inundable con una alta permeabilidad». De hecho, la parcela siguiente a la que ocupará la planta ya es considerada como zona inundable, eso sí, una vez cada 500 años.
El proceso de fabricación del gas, continúan las mismas fuentes, hace «inútil el principio de precaución frente a las medidas de control» que se detallan en el proyecto, algo que «compromete de forma irreversible» los acuíferos de los que se alimentan tanto la población como sus cultivos. El proyecto incluye, abundan desde Ecologistas Zamora, «una parcela de riego, donde se arrojarán los restos de digestato con un importante impacto sobre el entorno medioambiental».
«Una zona de sacrificio»
Por lo demás, la agrupación de defensa del medio ambiente insiste en que el elevado número de plantas que se viene planteando en Zamora hace que no haya suficiente combustible en la provincia para poder alimentarlas a todas. «El efecto llamada para nuevas macrogranjas será inevitable», apostillan las mismas fuentes. «La invasión de estos proyectos a base de subvenciones de la Unión Europea está convirtiendo a todas las provincias de la España marginada en zonas de sacrificio, colonias exportadoras de energía (y cerdos) a Europa. Cuando cesen las subvenciones, estas factorías se abandonarán a su suerte y dejarán el solar contaminado y lleno de escombros y chatarra», aventura Ecologistas Zamora, que recuerda lo sucedido con numerosas minas a lo largo de la provincia, principalmente en Aliste.
Por último, la agrupación habla del riesgo de que la industria fomente aún más la despoblación en una zona ya de por sí deprimida, lo que se produciría por la «pérdida de calidad de vida» y la pérdida de valor de las propiedades.