Si uno pone atención a las caras que hay en las mesas electorales, quizá los reconozca. Generalmente, son los que tienen el gesto más torcido, los que niegan con la cabeza, los que creían que no iban a estar allí, pero vaya si están. Se trata de los suplentes, o lo que es peor, de los segundos suplentes, una especie muy común en los comicios de este 9 de junio, según han constatado los propios afectados, los representantes de la administración o los miembros de los partidos.
Las ausencias de los titulares han sido comunes en colegios como el San José de Calasanz o el Gonzalo de Berceo de Zamora capital, y también puntuales en otros muchos puntos de la geografía provincial, donde quienes acudieron a primera hora por si surgía algún problema se toparon de repente con una realidad dominical inesperada: todo el día en una mesa.
A algunos como Javier, en el Gonzalo de Berceo, la ausencia del titular de su mesa les genera bastante trastorno. Este zamorano pidió, incluso, que le liberaran de la suplencia por motivos laborales y de cuidado de un menor, pero no lo consiguió. Este domingo, llegó dispuesto a hacer acto de presencia y marcharse, pero se encontró con la desagradable sorpresa de verse atrapado allí durante toda la jornada: «Al menos, que multen a los que no han venido», apunta.
En su misma mesa, otro vecino ha tenido que quedarse a pesar de ser el segundo suplente. Es decir, dos fallaron delante de él. Lo mismo le ha sucedido a otro zamorano en una de las mesas del San José de Calasanz que corresponden a los electores que antes votaban en el Ángel Nieto.
«No había traído ni agua»
Este hombre, que cumple 70 a final de año y que podía haber renunciado, ha acabado viviendo la experiencia de la jornada electoral desde dentro justo en el límite por edad. A su lado, la presidenta de mesa, bastantes años más joven y también suplente, repite el mensaje de sus compañeros del Gonzalo de Berceo acerca de las sanciones y constata lo inesperado del hecho: «No me había traído ni agua. Ya he avisado a mis padres de que me toca quedarme».
Por cierto, en esa mesa del San José de Calasanz, a las 9.15 horas, no había votado nadie. La sensación es que muchos de los presidentes y vocales van a tener que hacer buenas migas entre sí para no aburrirse este 9 de junio.