Los primeros minutos de la mañana electoral han transcurrido con una cierta calma, pero siempre hay pequeñas cosas que animan el cotarro. O que despiertan la tensión, depende del papel que a uno le toque en la jugada. En este caso, el asunto puede tener cierta gracia visto desde fuera, pero menos para quien lo ha vivido desde la mesa electoral en la que una mujer ha llegado con su papeleta y, sin miramientos, la ha echado a la urna antes de enseñar el DNI o preguntar.
El caso no habría tenido más recorrido si se tratara de su mesa. En tal caso, simplemente se le habría tachado el nombre y a seguir. Pero el caso es que no. La mujer echó la papeleta sin preguntar y en la urna equivocada. Todo esto ha sucedido en la mesa 17 del colegio La Hispanidad, en el barrio de Los Bloques, en torno a las diez de la mañana, y ha provocado un importante revuelo entre representantes de la administración, apoderados y el presidente y los vocales, que bastante tenían ya con estar allí como para encima verse en tal tesitura.
La parte buena de la historia es que, al menos, la mujer no había votado antes en la urna correcta y que su mesa estaba en el mismo colegio, así que el parón en las votaciones no se ha prolongado demasiado. La solución era sencilla.

Una vez se ha constatado que la señora votaba en otro punto de la Hispanidad, se ha procedido a tachar su nombre de esa lista y a incluirlo en la que ella misma eligió para participar en la fiesta de la democracia de una forma un tanto traicionera para el presidente de la mesa, que probablemente vivirá un resto de jornada más atento a cualquier movimiento cercano a su persona.