Aunque al final no hubo prórroga, el festejo del ascenso del Zamora Club de Fútbol en Matapiñonera se extendió más de una hora después del pitido final dentro del propio estadio. Entre los cánticos con el público, los abrazos con la familia, los rugidos en el vestuario y momentos de relax como el de Mancebo fumándose un puro en el banquillo, no fue hasta pasadas las ocho y media de la tarde cuando el autobús puso rumbo por fin a la ciudad. Eso sí, sin paradas y con un destino para el que no hacía falta GPS: la Marina.
Con todo, los jugadores no alcanzaron el lugar de los festejos deportivos por antonomasia en Zamora hasta unos minutos antes de la medianoche, y para entonces cientos de personas ya se habían concentrado en el lugar e incluso se habían dejado parte de la voz en los prolegómenos del baño de masas y de agua para los futbolistas. Aún con eso, a la gente le quedó energía para corear a sus muchachos y para acompañar los cánticos de un equipo que tiene motivos para dejar correr la euforia.
Aún con las camisetas verdes con las que disputaron el partido, con las bufandas atadas en la nuca y con megáfonos para reclamar el aliento de la gente, los jugadores cruzaron un pasillo humano y crearon un corro en torno a ellos para bailar al ritmo de la percusión de Nico Delmonte y para repetir los cánticos que habían escuchado insistentemente durante el encuentro decisivo por el ascenso.
Uno de los más coreados fue Luis Rivas, el autor del gol, que fue puesto varias veces a hombros, recibió el grito de «MVP» por parte de sus propios compañeros y terminó en el agua, como todos. Ahí la gente ya se lanzó con mensajes de apoyo personalizados para el resto de la plantilla, demandó la renovación inmediata de algunos, como Luismi Luengo, para Primera Federación y se mostró particularmente cariñosa con los que lo sienten como uno más: Dani Hernández o Carlos Ramos.
También hubo tiempo para la sorna, con mensajes como «Víctor de Aldama, libertad», y algún que otro dardo vinculado al reparto de las entradas del Sanse o al destino de uno de los rivales en el grupo, el Pontevedra, que no pudo culminar el ascenso ante el Betis Deportivo.
Al cierre, camino ya de la una de la madrugada, los jugadores salieron del agua dispuestos a continuar con la fiesta. Este lunes, de seis a nueve, seguirán celebrando con su gente durante los actos previstos por el club.