Concha López Jambrina empezó a estudiar portugués «ya con unos años», espoleada quizá por la influencia del origen de su abuelo, nacido al otro lado de La Raya. En su juventud, esta mujer había preferido Filología Clásica, así que, cuando finalmente se animó con la lengua de Camões, prefirió evitar el regreso a la Universidad y se matriculó en la Escuela Oficial de Idiomas. El impacto positivo de aquella decisión fue tan fuerte para ella, que al final sí que acabó otra vez en la facultad.
La protagonista de esta historia estudió FIlología Portuguesa, terminó, se convirtió en profesora de la escuela en la que se había familiarizado con esa lengua y, tiempo después, montó una editorial para traducir libros del idioma luso al castellano. Dicho así, todo parece muy rápido, pero el proceso seguido por López Jambrina ha permitido una maduración que se percibe ahora en el poso de Sabaria, el nombre que recibe el proyecto con el que esta mujer utiliza la literatura para pasar por encima del «muro» entre Zamora y Tras-os-Montes.
Y es que una buena parte de las doce obras que su editorial ha traducido desde los comienzos en agosto de 2022 pertenece a autores de la zona portuguesa más cercana a la frontera con Zamora: «La verdad es que es tremendo lo alejados que parecemos cuando estamos tan cerquita. La Raya es un espacio que se debería tratar más y mejor», argumenta la responsable de la editorial, que antes de lanzarse a las traducciones creó una asociación cultural.
Aquel colectivo nació con la pretensión de «divulgar la cultura y la literatura de Portugal a este lado de La Raya». Pero el asunto se fue liando hasta que se convirtió en lo que es hoy, a una media de más de una traducción cada dos meses y con varios proyectos en cartera, casi todos en la dirección del portugués al español, aunque hay excepciones con libros que siguen el camino inverso. Por ejemplo, Odio, del zamorano David Refoyo, que ya cuenta con su versión en el idioma del país vecino.
Pero antes de esa obra y de todas las que llegaron después, lo primero fueron unos cuentos de Pires Cabral, uno de los autores clave para Sabaria y un hombre nacido aquí al lado, en Macedo de Cavaleiros. «Hemos hecho auténticas delicias de textos», asegura López Jambrina, que aclara que las tiradas que realizan son pequeñas, acordes al tamaño de la propia editorial. Hablamos de unos 200 ejemplares por obra.
Esos libros tienen varios canales de distribución: la venta directa de la editorial, el depósito, los veinte que se queda el autor a modo de pago y los que terminan en periódicos o en espacios donde los expertos puedan darle difusión: «Lo enviamos todo para que se conozca», matiza la responsable de Sabaria, que se mantiene activa en redes para fomentar los contactos, escuchar propuestas y alimentar una idea que desarrolla junto a otro compañero. Aunque las traducciones como tal son cosa suya.
El contacto con el mirandés
En todo este proceso vital y profesional, la responsable de Sabaria ha profundizado también en las relaciones con las personas que ejercen labores similares al otro lado de la frontera. De hecho, recientemente tradujo del portugués al castellano un relato de una autora de Alfândega da Fé (distrito de Bragança) y lo hizo codo con codo, en un pueblecito luso, con otra compañera que se dedicaba a hacer lo propio, pero con el mirandés como lengua de destino.
«Fue una experiencia increíble. Muchas de las palabras que ella encontraba yo las conocía porque así lo decimos en Zamora», explica López Jambrina, en otro ejemplo de ese nexo que no se rompe por mucho que siga habiendo personas empeñadas en darle la espalda a una historia geográfica y cultural compartida. Los libros parecen una buena herramienta para poner las cosas nuevamente de cara.