“Lo cogimos para llegar más rápido y hemos tenido que esperar más de dos horas”. El enfado de una familia gallega cuando atisbó la estación de Zamora, pasadas ya las dos y media de la tarde del martes, era monumental. No es para menos, porque tendrían que haber llegado a ese punto unas dos horas antes, a las 12.32 de la mañana. Y deberían haberlo hecho en un tiempo récord desde Vigo, que era el punto de partida. Para ello, confiaban en el AVE. Pero el estreno fue un drama.
Una avería en el propio tren tuvo a los viajeros detenidos durante más de una hora a las puertas de Ourense y durante varios minutos más en la propia estación, a la que el tren entró remolcado por un Alvia. Aunque el problema de falta de suministro eléctrico parecía derivado de la catenaria, lo cierto es que el fallo estaba en la propia estructura del tren. Fueron los mecánicos de Renfe (en cada tren iban dos, con motivo del estreno), los que solucionaron la situación y permitieron reanudar el viaje.
Así que, si alguien esperaba declaraciones de usuarios satisfechos llegando a Madrid en tiempo récord, lo que se ha encontrado es con cientos de personas enfadadas, muchas de las cuales han perdido enlaces con otros puntos de España y que ahora tendrán que ser indemnizadas por la propia Renfe, que tendrá que acometer la devolución íntegra del importe de todos los billetes despachados, más de cuatrocientos según fuentes de la propia operadora.

El retraso se notó de manera especial en el coche cafetería, saturado durante el parón y que llegó a Zamora, literalmente, vacío de provisiones. De hecho, la operadora tuvo que recurrir a una empresa local zamorana para que acudiera a la estación y suministrara víveres a los viajeros, que se desplazaron de nuevo hasta el bar para calmar el hambre. Mala hora, también es cierto, porque el tren debería haber llegado a Madrid a la una y media de la tarde y arribó cerca de las cuatro con cientos de pasajeros hambrientos.
Un tren cómodo
Dicho todo esto, una situación que emborrona cualquier aclaración que venga después, toca hablar del AVE propiamente dicho. El S-106 es un tren comodísimo, con pantallas (que tampoco funcionaban en algunos asientos, en otros sí) que ofrecen entretenimiento e información. Es amplio, tanto como para que una persona alta vaya cómoda. Y, sobre todo, es rapidísimo. Una vez ha salido de la estación de Zamora, el tren ha tardado una hora y dos minutos en llegar a Madrid, superando ampliamente los trescientos kilómetros por hora en varias partes del trazado.
Renfe explica, esto sí lo ha comunicado, que el tren es “más ligero” y aerodinámico, lo que redunda en un menor gasto de energía para mover las máquinas. Son más anchos, lo que se nota dentro y permite albergar a más de quinientos pasajeros. Son completamente accesible, con un solo piso a la altura del andén y tienen una velocidad homologada de 330 kilómetros por hora.
El tren cuenta con doce coches, con butacas en disposición de 2 + 2 y 3 + 2. “Forman parte del paquete de inversiones de más de 5.000 millones de euros que la compañía tiene en marcha para la compra de material y renovación del actual”. El que hoy ha circulado por Zamora forma parte de la primera remesa entregada por Talgo, de diez unidades. En total, Renfe tiene encargados un total de treinta trenes.
En fin, un tren cómodo, al menos cuando se mueve. La jornada terminó con un retraso de más de media hora en el convoy que salía desde Madrid a las 20.32, el último de la jornada, motivado por «un problema de orden público», en este caso no atribuible a la operadora. Un mal día para los que defienden que vivir en Zamora y trabajar en Madrid es posible.