El estreno de los trenes S-106, llamados a revolucionar el panorama ferroviario en la línea de alta velocidad Madrid-Galicia, ha empezado de una manera accidentada. El convoy tenía que entrar en la estación de Zamora a las 12.32 procedente de Vigo y lo ha hecho pasadas las dos y media, con un retraso elevadísimo y cargado de viajeros cabreados procedentes de Galicia. “Lo cogimos para llegar más rápido y hemos estado más de dos horas”, lamentaba una familia procedente de la comunidad vecina.
Una situación que deriva, aunque Renfe no ha dado de momento explicaciones oficiales, de una avería en el pantógrafo del tren, el aparato que está en la cubierta y que conecta el convoy con la catenaria. Algo que ha tenido el tren parado a las puertas de la estación de Ourense durante más de una hora, que ha obligado a que el tren entrara en la parada remolcado por un Alvia y que ha motivado los citados retrasos, de más de dos horas.
Accidentada puesta de largo de un tren en el que Renfe ha depositado el futuro de la línea Galicia-Madrid, que ha acumulado retrasos de varios meses y que, en su última etapa de pruebas por parte de Talgo, tuvo problemas que ocasionaron nuevos retrasos. En un día pensado por el equipo de comunicación de Renfe para airear las nuevas adquisiciones, el chasco ha sido monumental y ha afectado a decenas de viajeros zamoranos, algunos de los cuales han perdido enlaces pendientes en Madrid.
Una de ellos es María José Calvo, preocupada a última hora porque, dice, “tengo que estar en Madrid antes de las seis sí o sí”. La viajera, que lamenta que los retrasos “son habituales”, confía en que los nuevos trenes puedan poner fin a la escasez de billetes y a la carestía de precios. “Yo viajo mucho y tengo que coger los billetes siempre entre diario. Los fines de semana es imposible, por precios y porque directamente no hay billetes”.
El primer AVE “oficial” en pasar por las vías de Zamora obligará, por lo demás, a devolver el billete íntegro a todos los viajeros. Y, como anécdota, queda que ha tenido que ser un hostelero zamorano el que ha acudido a la estación a proveer de suministros al tren. Tras dos horas parado, los viajeros gallegos han “arrasado” con la cafetería, que se había quedado sin agua, sin zumos, sin refrescos y sin aperitivos.