En una noche despejada, sin nubes, con orientación al sur, a una altura de mil metros y frente a un horizonte amplio. Con esas condiciones, Zamora abre de par en par sus ventanas hacia las estrellas, sin interferencias. En una provincia acostumbrada a apreciar el Románico de sus templos, la variedad de su naturaleza, la quietud de sus pueblos, la memoria de su tradición o el calor reconfortante de sus platos tradicionales, el cielo, eso que siempre ha estado ahí, emerge ahora como otro de los lugares donde mirar para disfrutar de la experiencia completa de pisar esta tierra.
El Patronato de Turismo aspira, ya desde hace un tiempo, a trasladar a los potenciales visitantes de Zamora la transparencia y la visibilidad que ofrecen varios puntos de la provincia para la observación de los cielos. De hecho, su máximo responsable, Víctor López de la Parte, mantiene la intención de que el territorio se convierta en una Reserva Starlight. Es decir, en un espacio natural protegido donde se establece un compromiso por la defensa de la calidad del cielo nocturno y el acceso a la luz de las estrellas.
«Para lograr eso, la fundación que se encarga de hacer las certificaciones mide cuatro parámetros». Quien ofrece este apunte es Javier Domínguez, el dueño del observatorio ubicado en la localidad sayaguesa de Sobradillo de Palomares y la persona encargada de asesorar al Patronato de Turismo en esta materia. Recientemente, su trabajo ha permitido solicitar ya la certificación con las mediciones correspondientes, aunque ahora Zamora tendrá que mantenerse a la espera hasta que este organismo, con sede en Canarias y vinculación con la Unesco, gestione la petición.
En concreto, los cuatro aspectos que se valorarán son «la nitidez, la transparencia, el número de días al año de cielo despejado y el grado de contaminación lumínica», según Domínguez, que asevera que, en todos ellos, Zamora presenta buenos datos. En general, para este experto, toda la zona oeste de la provincia es la que más destaca como lugar idóneo para la observación de los cielos: «Tenemos unas condiciones muy buenas», afirma.
Esa convicción le hace ser optimista a la hora de pensar que la provincia pueda convertirse finalmente en Reserva Starlight. Además, para ello, los municipios principales están contribuyendo a la hora de reducir la contaminación lumínica. Profundizar en ese proceso «puede ser muy bueno para el astroturismo y para el turismo de naturaleza», a juicio de Domínguez, que mantiene la hoja de ruta prevista para posicionar al territorio.
Los mejores sitios
En ese camino, el Patronato está recibiendo también la ayuda y el asesoramiento de personas como Fernando García, el presidente de la Agrupación Zamorana de Astronomía. Este hombre, crítico en muchas ocasiones con los citados factores de contaminación lumínica que a veces penalizan la observación en determinados puntos, lleva años mirando hacia el cielo de la provincia, sabe dónde apuntar, tiene claros los mejores sitios para ir y se muestra didáctico a la hora de explicarse. Si quieren saber a qué puntos acudir, Javiér Domínguez o él son sus hombres.
El responsable del colectivo creado en 1987 estima que Zamora tiene «buenos sitios» para la observación repartidos por distintos lugares del territorio, y no siempre hace falta que se cumplan escrupulosamente todas las condiciones ideales. Incluso, García apunta que hay determinados puntos no muy alejados de la capital donde vale la pena sentarse y mirar. De hecho, se trata de algunas de las zonas de visita más comunes por parte de la agrupación.
«Por ejemplo, en Sayago tenemos varios puntos a una distancia de quince o veinte kilómetros de Zamora, por Las Enillas, Pereruela, La Tuda o Arcillo», recalca el experto, que en su caso mira también hacia el este para hablar de la parte de La Guareña a partir de Gema, «que con los tesos tapa las luces de la ciudad». Por Tierra de Campos, Otero de Sariegos o Tapioles también entran dentro del radar del grupo, al igual que espacios ubicados en el camino hacia Aliste, por Villaseco o pasado Ricobayo, e incluso en Cerezal o Videmala.
En todo caso, la joya de la corona de la observación, el entorno con los lugares «con mejores condiciones», se ubica en la Sierra de la Culebra. «En Tábara ya empieza a estar bien. Desde Pozuelo, de hecho. Y a partir de ahí hay zonas mejores por Ferreras de Abajo o Villardeciervos», sostiene Fernando García, que defiende también la altitud de Sanabria como valor a tener en cuenta, más allá de que esa comarca presente ciertos problemas de otra índole.
En cualquier caso, García insiste en que todo depende del nivel de exigencia de lo que uno quiera ver. La mera observación planetaria no demanda una gran determinación a la hora de buscar el lugar idóneo, pero la observación del cielo profundo sí: «Lo que es la mirada hacia las galaxias o las nebulosas oscuras implica incluso buscar un sitio más libre de las condensaciones atmosféricas y un campo despejado», analiza el responsable de la asociación.
En cuanto a la época del año y los horarios idóneos, todo depende de la circunstancia, aunque el invierno tiene una ventaja particular: hay más horas de noche. De hecho, en los días más cortos, «a las seis y media hay un cielo completamente negro», lo que facilita la observación. Ahora bien, hay que ir preparado para las circunstancias. Zamora (y más sus zonas ubicadas por encima de los 1.000 metros de altitud) resulta disuasoria en las madrugadas de enero para plantarse a pie quieto a contemplar nada.
Para eso es mejor el buen tiempo, aunque García incide en que es mejor evitar los días de calor extremo, porque «la atmósfera tiene menos turbulencias y la observación es muy difícil». En cuanto al resto de los momentos, conviene aguardar a los instantes de «noche oscura», que en los días más próximos al solsticio de verano pueden empezar a partir de la una de la madrugada. Es ahí cuando el cielo se puede apreciar en su esplendor.
El eclipse del 12 de agosto de 2026
La búsqueda de la declaración de Zamora como Reserva Starlight se está llevando a cabo en paralelo a la preparación de la provincia para un evento «único» que tendrá lugar el 12 de agosto de 2026: un eclipse solar total. «Estamos en medio del itinerario de este fenómeno», celebra Fernando García, que señala que un evento tan «extraño», en el sentido de poco habitual, representa «un acontecimiento histórico para el territorio”: «Merecerá la pena la sensación de vivirlo», sostiene el astrónomo aficionado.
García subraya que los zamoranos y los visitantes que acudan a la provincia podrán seguir la trayectoria del eclipse de manera progresiva y comprobar cómo se va cubriendo el sol antes de volver a aparecer: «En la franja central, todo durará en torno a dos minutos»; recalca el experto, que destaca que la previsión es que Benavente y su entorno queden encuadrados en una posición privilegiada para seguir este fenómeno con repercusión a nivel mundial.
«No es fácil vivir eclipses y hay personas que se desplazan muchos kilómetros para verlos», insiste García, que reivindica la necesidad de hacer un buen trabajo preparatorio para conseguir que la gente acuda a la provincia para disfrutar de este hecho tan remarcable. Para ello, el Patronato de Turismo ya está dando los primeros pasos, con el fin inicialmente de disponer de las gafas de protección necesarias para que todo el mundo pueda mirar al cielo con seguridad y, después, con la intención de generar todo un programa de actividades en torno al eclipse como tal.
La idea es que Zamora, y más en particular el entorno de Benavente, se conviertan en lugares realmente atractivos para estar en torno al 12 de agosto de 2026. Por el eclipse y por todo lo que lo va a rodear: «Aquí se puede venir muy cómodamente desde Madrid, y también desde Andalucía, Asturias o Salamanca por la Vía de la Plata», argumenta Fernando García, consciente además de que este fenómeno genera un efecto llamada muy superior a la observación rutinaria del firmamento.
Zamora y sus recursos
Más allá de la contemplación del cielo y de las estrellas, la Zamora rural ofrece un amplio abanico de recursos culturales, sociales, tradicionales, gastronómicos y de otra índole que pueden contribuir a complementar la experiencia del visitante, más allá de que la motivación principal del viaje tenga que ver con esa limpieza del firmamento.
Por ejemplo, para quien escoja el entorno de la Sierra de la Culebra, uno de los más idóneos para la observación según los expertos, existen recursos naturales disponibles en todas las épocas del año: rutas, el atractivo de playas como la de Cional en verano, pueblos genuinos como Santa Cruz de los Cuérragos, la contemplación de la fauna o la majestuosidad de Villardeciervos.
En realidad, en Zamora, mirar hacia arriba, hacia abajo o al frente siempre deja alguna sorpresa. Y ganas de regresar.
Esta información es un contenido patrocinado por el Patronato de Turismo de Zamora