La Plataforma de Afectados por la Hipoteca, colectivo que marcó las protestas sociales de los primeros años de la crisis económica y que ayudó a un buen número de personas a permanecer en sus viviendas cuando estuvieron a punto de perderlas, se disuelve. El número de personas que mantienen a día de hoy la plataforma se reconocen «insuficientes» para mantener el movimiento social. La actividad «requiere de un contrapoder del que actualmente carecemos», asegura la plataforma, «por lo que no nos queda más remedio que decir adiós».
En total, la plataforma dice adiós a más de doce años «en los que ha sostenido con sus luchas el derecho a una vivienda digna, encontrando soluciones y logrando alquileres sociales para los que perdían sus casas». Doce años de movilizaciones, aseguran, «ante las sedes de grandes bancos, ocupando sus sucursales, sosteniendo un movimiento apartidista y ejerciendo la desobediencia civil de manera pacífica».
La plataforma asegura que «el problema habitacional de España es estructural y no valen parches» y que el Estado «sigue sin dar una solución satisfactoria a la crisis habitacional». Entre los sectores más afectados, «los pobres y desfavorecidos, las clases populares, los jóvenes, que se quedan sin vivienda y sin futuro, seguirán siendo afectados por el incumplimiento de este derecho».
«Son varios los factores», dice la plataforma, lo que explican la disolución de la plataforma. «En primer lugar, y no el más importante, la consecución, por parte de las luchas de los movimientos por el derecho constitucional a una vivienda digna y que a las familias no puedan ser desahuciadas». La plataforma lamenta además «el declive generalizado» del «revulsivo» que fue el movimiento del 15M. La PAH también lamenta la «falta de compromiso» con el colectivo que han tenido las personas que, en su día, acudieron a él por problemas derivados del impago de la hipoteca debido «en la mayoría de los casos de causas sobrevenidas como la falta de un puesto de trabajo».
La plataforma espera que «esta situación sea transitoria» y que «surjan nuevos impulsos que alimenten los movimientos sociales para impedir la barbarie, la insolidaridad, la injusticia» y para que «construyamos un mundo más libre y más justo».