La imagen se ha convertido en una estampa tristemente habitual en estos días de Pasión en Zamora. La hora de la procesión se acerca, fuera llueve o está a punto de hacerlo y los miembros de la directiva de turno forman un cónclave, contactan con la Agencia Estatal de Meteorología, proponen soluciones, dan vueltas en torno a las opciones que les quedan y muchas, finalmente, asumen la realidad. Las circunstancias no permiten el desfile. Es entonces cuando el presidente o la presidenta de turno, con gesto de responsabilidad y tristeza, se planta ante los hermanos y pronuncia esa palabra: «Suspendemos».
La encargada de seguir este proceso durante la desapacible noche del Viernes Santo en Zamora fue Isabel García Prieto, la presidenta de la Junta pro Semana Santa y también de la Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias: «Hay un 85% de probabilidades de lluvia de 12 a 1 y nos dicen que puede ser fuerte», arrancó la responsable de la hermandad, que dejó patente que la única solución era quedarse en el templo.
«Hay que salvaguardar el patrimonio artístico y, por supuesto, el patrimonio humano», insistió García Prieto, que canceló la procesión consciente del impacto que tal decisión tenía para una ciudad que ya había visto la suspensión del Via Crucis, el Silencio, la Esperanza o la Vera Cruz, y la reducción de los recorridos de otras tantas cofradías.
Lo cierto es que los malos augurios del tiempo se cumplieron. No solo de doce a una. Pasadas las once de la noche, llovía con fuerza en Zamora. Más tarde, durante la horquilla en el que la procesión tendría que haber estado en las calles, las nubes descargaron más de tres litros por metro cuadrado. Inasumible para una hermandad de estas características.
Los propios hermanos y hermanas de la cofradía entendieron la circunstancia en el momento, aplaudieron a su presidenta y se dispusieron a vivir en acto en el interior de la iglesia de San Vicente. Con los pasos allí, Nuestra Madre de las Angustias se aferró a la fe para pasar el trago de quedarse a cubierto en otra noche destemplada en la ciudad.
Concluido el acto, la cofradía abrió las puertas de la iglesia también para que los fieles ajenos a la hermandad pudieran pasar a ver las imágenes.