El proyecto de la biorrefinería multifuncional de Barcial del Barco sigue estancado a la espera de nuevos movimientos y de que se resuelva inicialmente el asunto de la parcela. El presidente de la Diputación, Javier Faúndez, ya confirmó hace días que Ecobarcial no recibirá los terrenos ni de forma gratuita ni por una cantidad simbólica, sino mediante el pago de la cifra que marca la normativa.
En esa línea, la semana pasada se produjo un encuentro entre los responsables de la institución provincial y los servicios jurídicos de la casa, después de que estos técnicos recibieran el informe de tasación de la parcela. Según confirmó Faúndez en la entrevista mantenida con este medio, ese valor patrimonial asciende a algo más de 300.000 euros.
Con este dato en la mano, el presidente de la Diputación explicó que el alquiler anual tiene que ser, como mínimo, «equivalente al 6% de la tasación del bien». Eso quiere decir que la cantidad alcanzaría, en el mejor de los casos para los promotores, los 18.000 euros. Ecobarcial siempre ha hablado de inversiones de carácter millonario para la puesta en marcha de su negocio, por lo que esta renta sería el menor de sus costes.
Sin entrar a valoras otros asuntos, Faúndez apostó por resolver la cuestión en el sentido que corresponda: «La primera opción será la de los promotores. Les diremos cuál es el criterio que marca la ley y, si aceptan esa opción, perfecto», recalcó el presidente provincial.
En el caso de que los responsables de Ecobarcial rechacen el uso de estos terrenos, el equipo de Gobierno de la institución «iniciará los trámites para que la Diputación pueda recuperar la parcela».
Tema judicializado y hartazgo sobre el terreno
Conviene recordar que el asunto de la biorrefinería lleva un tiempo judicializado, después de que los promotores denunciaran unas supuestas injerencias por parte de altos cargos de la Junta de Castilla y León que tendrían interés en que la iniciativa empresarial no saliera adelante.
Mientras tanto, desde el pueblo, tanto el alcalde como algunos de los vecinos consultados por este medio comienzan a cansarse de los interminables plazos de un proyecto cuyo génesis hay que buscar hace ya dos décadas y que mantiene inutilizada una parcela que el municipio considera de gran valor para dar cabida a otras iniciativas o negocios.