Algo se mueve en Corrales. Y tiene lomo y páginas. La gente encuentra libros por todas partes: en la renacida biblioteca, en los bares y en las tiendas; pronto los verá también en la residencia. Un grupo de vecinos de la localidad ha encabezado, bajo el nombre de Biblio Viva, esta revolución cultural que tiene la aspiración de resistir al paso del tiempo y que vivirá este sábado una puesta de largo social con la vocación de implicar al mayor número de personas que sea posible.
Todo comenzó con la gestación de un club de lectura. Los impulsores de la idea pensaron que sería una buena oportunidad para el pueblo vincular la creación de este espacio literario a la reapertura de la biblioteca municipal, una instalación amplia, infrautilizada y penalizada por un déficit demográfico que también ha golpeado con dureza a Corrales.
«Empezamos por ver qué libros había y qué donaciones había recibido el Ayuntamiento», explica Raquel Bartolomé, una de las mujeres que se ha embarcado en esta aventura. A partir de ahí, y en sintonía con el gobierno municipal, el grupo de voluntarios elaboró una base de datos, colocó las obras en las estanterías, organizó y limpio la sala, y distribuyó las mesas por temáticas, con espacios para los distintos tipos de lectura.
«Sabemos que no todo el mundo tiene mucho hábito de lectura, pero el objetivo es que la biblioteca pueda ser también un medio para organizar otras actividades culturales», señala Bartolomé. Ahí aparecen los cuentacuentos con los niños del colegio del pueblo o la acción similar prevista en la residencia, donde los voluntarios de Biblio Viva leerán algunos fragmentos del libro que se ha escrito sobre Corrales.
El intercambio de libros
En paralelo a esto, también se ha puesto en marcha el punto de intercambio de libros: «Los que vimos que estaban un poco más viejitos los pusimos en cajas para que la gente pudiera cogerlos en los bares o en otros establecimientos, e incluso dejar el suyo. También los hemos distribuido por Cabañas de Sayago y Peleas de Arriba, y si funciona queremos llegar a más sitios», asevera Bartolomé.
Mientras todo esto avanza, la base de datos crece y el Ayuntamiento «no deja de recibir donaciones». La cosa pinta bien para la biblioteca, aunque sus impulsores son prudentes, a la vista de que ya se había promovido la reapertura, sin éxito, en otras ocasiones. «De momento, va a haber allí una persona los jueves de 12.00 a 13.00 horas y otra que irá los sábados a partir de febrero», añade Bartolomé.
Más allá de ese horario regular, el club de lectura se reunirá periódicamente. El sábado que viene, 23 de diciembre, sus miembros comentarán la obra «Deje su mensaje después de la señal», de Arantza Portabales. «Básicamente, compartiremos nuestras impresiones», aclara Bartolomé. Y apostilla: «Con estas actividades también queremos que se nos vea, que se nos identifique».
Y no es una cuestión de ego. La idea es que Biblio Viva se consolide como una marca reconocible vinculada a las acciones culturales del pueblo. Todo, en colaboración con el Ayuntamiento de Corrales: «Sin ellos no sería posible», reconoce Bartolomé.
Y, además, el belén
Por lo pronto, la apertura de la biblioteca ya ha venido ligada a otra acción cultural muy navideña y llamativa para la población de Corrales: «Surgió la idea de pedir que la gente del pueblo donase alguna figurita y montar así nuestro propio belén», narra la representante de Biblio Viva. Paula Andrés, Luis González, Seila González, Mari Carmen Arroyo, José Ángel, Patricia Hernández, Marisa Franco, Elena Posada y la propia Bartolomé se implicaron.
De este modo, el pueblo compartirá este sábado libros, café, pastas y belén. La magia de la Navidad y de la literatura hallarán espacio en un lugar que ha impulsado su propia reactivación cultural. Porque en los sitios pequeños también se puede.