El CB Zamora Enamora ha comenzado la temporada con nueve victorias y una derrota, un saldo incontestable que coloca a los de Saulo Hernández líderes de su división. Es, además, el mejor inicio de Saulo desde que se hizo cargo del equipo, hace ya catorce temporadas. Pero el entrenador del primer equipo es más que eso. A la mínima que puede deriva la conversación al club, a la cantera, «a nuestra intención de que el baloncesto forme parte de la vida social» de la ciudad. A Saulo el CB Zamora le corre por las venas, y el club es algo más que el primer equipo.
– ¿Qué balance hace del inicio del curso?
– No puede ser más que positivo. Llevamos muchos años en Leb Plata y hemos notado un cambio importante a todos los niveles, no solo en el primer equipo. Si veo como estaba el club hace cinco años y como está ahora, no tiene nada que ver. Este año hemos dado pasos ambiciosos, hicimos un Primera Nacional, incorporamos gente a la gerencia y establecimos un área social con dos personas. También cambiamos al responsable de cantera. Muchas cosas, que han sido una inversión de dinero y que había que ver cómo salían. Han pasado unos meses y el balance es muy positivo en todas ellas.
– Pero que importante es que el primer equipo vaya bien para que el resto del club luzca.
– No cabe duda. Y es un poco injusto, porque el trabajo que hay detrás es siempre tremendo, solo los que estamos dentro lo valoramos. Sacar adelante proyectos deportivos tiene algo de locura, y qué injusto es que, dependiendo de si la pelota entra o no por el aro, se ensalce o se desprecie todo e trabajo que hay detrás. Pero bueno, son las reglas del juego y los que estamos aquí sabemos cómo va.
«Este año no hemos esperado al invierno, nos hemos movido en verano»
Saulo Hernández
– Este año se ha comenzado 7-0 para llegar ahora a un 9-1. El año pasado, 1-6 en los primeros siete. ¿Qué se ha hecho este año que no se hizo el pasado?
– No hay una sola razón. Es un conjunto de cosas. Tenemos entrenamientos de más calidad. Además, siempre habíamos apostado por traer a jugadores que nos brindaba el mercado cuando avanzaba la temporada, porque a principios de año no podíamos permitírnoslo. Harris, Evan Yates… No podíamos en verano pero sí durante la temporada. Este año hemos hecho una apuesta muy fuerte por Kevin Buckingham y Jonas Pauksté y la respuesta ha sido muy buena. No hemos esperado al invierno, nos hemos movido en verano. Pero siempre hay algo de suerte. Pauksté fue una apuesta muy fuerte, porque conocía España pero venía de unos años en Lituania donde no había sacado lo mejor de sí. Es un jugador diferente, de 2,25, y cuando lo fichamos fue una apuesta.
– Visto hoy, no parece el mismo que estuvo en España hace unos años.
– Pero tenemos la suerte de saber que los resultados de octubre o noviembre no nos marcan, no tenemos la presión de conseguir resultados desde el primer día. Se lo expliqué así a los jugadores. Tenemos un jugador único, tenemos que adaptarnos a él y él a nosotros. Eso no se consigue en un día, ni en dos. Nos da un punto que antes no teníamos, en defensa es importantísimo y todo suma. Buckingham también fue una apuesta fuerte, en consonancia con la línea ascendente del club que comentábamos antes.
– Más allá del primer equipo, ¿en qué se nota esa línea ascendente?
– Siempre hemos entendido el club como un vehículo para transmitir valores. La función real de CB Zamora es que haya el mayor número de niños apasionados por el baloncesto y que tengan esa herramienta de ocio y de vida saludable que es el baloncesto. No focalizamos en que lleguen al primer equipo. Si llegan, bien. Si no, no pasa nada. Luego está el primer equipo, que tiene su misión, que es ser lo más competitivo posible en la categoría más alta posible. A mí me encantaría que en el club hubiera solo zamoranos, pero eso es irreal, tenemos la obligación de tener a los mejores jugadores posibles.
– Catorce años dan para mucho. Estos momentos son buenos, pero también los habrá habido malos.
– A veces da vértigo. Miro para atrás y pienso que no sé de dónde sacaba la energía. Cuando empecé entrenábamos de 10 a 11.30 de la noche, no tenía preparador físico, si segundo entrenador, ni fisio… Hemos pasado años malos, como el año de 0-11 en Leb Plata en el que descendimos deportivamente pero nos mantuvimos en la categoría. Siempre me ha ayudado que cada año hemos dado un pasito hacia adelante. Como club, aunque a veces el primer equipo no lo daba, sí lo daba el club.
«En Zamora el baloncesto es paciente, pero no suele ser así; yo rompo una lanza por los entrenadores»
Saulo Hernández
– ¿Se marca un límite?
– Claro que no. Cuando empecé parecía una bobada hablar de un club en Leb Plata y ahora no nos extrañaría si llegamos a Leb Oro. No hay que tener límites. Parece que en Zamora tenemos que vivir resignados. A lo mejor no tenemos la suerte de otras provincias de tener industria, o playa, pero tenemos que hacerlo lo mejor que podamos con nuestros medios.
– ¿Cómo se gestiona un grupo que, cada año, cambia tanto como la plantilla del primer equipo?
– Es súper complicado. Ojalá tuviéramos la capacidad económica suficiente para que eso no pasara, pero no es así. A cambio, tenemos un club sin la premura de trabajar para que los resultados lleguen inmediatamente.
– Para esto, ¿es el baloncesto más paciente que otros deportes?
– En Zamora sí, pero no suele serlo. Yo rompo una lanza en favor de los entrenadores. Hoy queremos las cosas para ayer, en todos los sentidos. Hay entrenadores que están fuera en la cuarta jornada. Es muy complicado hacer las cosas bien cuando está la premura de conseguir resultados inmediatos. Yo soy muy consciente de que soy un privilegiado por esto. La gente no sabe lo complicado que es conseguir que un grupo de jugadores ponga el nosotros por encima del yo, establecer las sinergias y conexiones necesarias. No se consigue en un mes ni en tres. Se tarda años en eso.
– Ahora el grupo estará confiado, ¿hay que hacer labor de bajarles los humos?
– Claro, pero no es su culpa. Es nuestra, y vuestra. Cuando mete treinta puntos llega al vestuario y se encuentra el móvil lleno de mensajes. Cuando hace una gran labor defensiva no. Ese es el trabajo de los entrenadores, bajar los humos cuando toca. Ojo, y subir el ánimo cuando las cosas no van bien.
– Siete años en el primer equipo y 14 como entrenador, ¿Qué le ha dado el CB Zamora a Saulo Hernández?
– Uff… Me ha dado lo que soy. No concibo mi vida sin el baloncesto. Tengo dos hijos a los que quiero, una mujer que idolatro, una empresa que va bien… Pero mi primer pensamiento del día es para el baloncesto. Es algo que me ha permitido emocionar a las personas que quiero, tengo la suerte de que mi trabajo me ha permitido eso. Eso es una gran suerte. Siempre les digo a los jugadores que no malgasten ni un solo partido, que esto es lo más bonito del mundo.
«Seguir estos años ha sido relativamente fácil porque el proyecto siempre ha crecido, siempre ha dado pasos adelante»
Saulo Hernández
– ¿Cuándo comenzó, se veía de entrenador 14 años después?
– Pues mira… Me saqué el título muy pronto. Yo sé que a mí me gustaba mucho. Agradezco que mi cabeza nunca focaliza mucho en lo que va a pasar después. Pongo más interés en cómo voy a entrenar mañana que en dónde voy a estar en unos años. Hay que tener un plan, pero vivir y disfrutar del presente.
– ¿Y dónde focaliza ahora, dónde le lleva ese plan para dentro de diez años?
No me ha costado seguir en el club porque cada año crecía. Me cuesta mucho ahora pensar en estar en un proyecto que va hacia atrás, que no suponga ser mejor cada día. Necesito que el proyecto crezca. Si crece, puedo seguir.