El campo zamorano está ya en alerta ante la posible plaga de topillos que llegará en primavera, avisada ya por estudios de la Universidad de Valladolid y que los propios agricultores han empezado a detectar en sus tierras. En Palencia, asegura Antonio Rodríguez, presidente de UCCL Zamora, ya se ha dado la voz de alarma en Tierra de Campos, y aquí «ya se ve alguno». «Puede ser que estemos empezando una nueva plaga», asegura Rodríguez, que avanza que se trata de infecciones «muy explosivas» dada la «gran velocidad de reproducción» de los topillos.
Los agricultores exigen a la Junta «celeridad» para «intentar contener la plaga» antes de que «explote». «Se pueden poner cebos, veneno… Como se produzca la explosión demográfica, ya es tarde». Desde UCCL lamentan la «lentitud» burocrática en aspectos como este. «Normalmente se da la voz de alarma cuando empieza la plaga y, cuando las instituciones se deciden a actuar, ya está acabando. Son muy lentas a la hora de actuar».
En Tierra de Campos existe además el condicionante de las Lagunas de Villafáfila. Al ser una reserva natural, ahí los tratamientos son mucho más selectivos, como más selectiva es la siembra que se hace. «No se puede echar veneno, así que el tratamiento que se va a hacer ahí va a ser nulo», aseguran las mismas fuentes.
El sector teme de verdad la llegada de una plaga de topillos que llevaría a muchos agricultores a su tercer año consecutivo de malos resultados, después de dos temporadas de sequía que parecían haber llegado a su fin. «Para muchos puede ser la ruina», aseguran desde UCCL. La plaga llegaría en un escenario de aumento de costes y de bajada de precios, algo que ya está sucediendo con el cereal ,que está más barato que hace unos meses.
Cómo actúan
Los topillos normalmente llegan a un terreno en parejas. Hacen su nido, que puede verse por un agujero en el suelo, y ahí se establecen, comiendo lo que ven alrededor. El corro de pasto comido poco a poco se va ensanchando, a medida que la plaga aumenta. «Al poco tiempo hay otro agujero, luego otro… Yo he visto campos totalmente plagados de topillos», asegura Antonio Rodríguez.
Se trata de un animal «que come todo lo que se encuentra». «No es que se coma la espiga, es que come todo. Deja el campo como si no hubieras sembrado. Impresiona ver campos verdes y, en dos semanas, verlos arrasados».
Si el invierno viene suave, con precipitaciones y temperaturas no muy bajas, la plaga está «casi asegurada». Si viene más seco y frío, «algo se podría contener», aseguran desde UCCL. En cualquier caso, Rodríguez insiste: «Estamos a tiempo, un tratamiento preventivo, sobre todo en tierra de campos, puede salvar muchas cosechas».