El chef español José Andrés, premio Princesa de Asturias de la Concordia y uno de los cocineros más mediáticos del mundo, ha visitado esta mañana Villardeciervos para conocer los detalles del «Bosque Cascajares», una iniciativa solidaria de la empresa palentina que cuenta con la colaboración de la Fundación Científica Caja Rural de Zamora y con la Junta de Castilla y León.
La idea nace de la receta «Ave Fénix» del chef José Andrés, una receta de pularda que reivindica la ayuda que recibió la empresa en sus peores momentos, en el incendio del pasado mes de enero. Por cada envase vendido Cascajares plantará un árbol en La Culebra, arrasada por los incendios de 2022. Si las previsiones de ventas se cumplen se plantarán un total de 30.000 árboles, en su mayoría pinos y robles que ayudarán a repoblar el paisaje y darán como resultado la creación del «Bosque Cascajares».
José Andrés ha subrayado que se trata de una «bonita iniciativa que le va a dar esperanza a la gente del lugar y que va a llamar la atención de corporaciones o empresas privadas que se preguntan cómo pueden ayudar a Zamora». Cuando se quema un bosque, continuó, «se pierde el futuro, pues con los árboles se queman los sueños de mucha gente que depende de lo que genera esta tierra», por lo que reivindicó que «no olvidemos» a la Sierra de La Culebra.
Cipriano García, director general de Caja Rural de Zamora, apostilló que la visita del cocinero «supone un espaldarazo» para que «nadie olvide lo que ha sucedido aquí. Es muy importante que una vez pasado el momento inicial, los proyectos tengan una continuidad», ha subrayado. Alfonso Jiménez, presidente de Cascajares, ha abogado por «devolver a la gente el cariño que nos dio» cuando se quemó la fábrica.
Treinta hectáreas de bosque
El bosque será de aproximadamente 30 hectáreas de terreno y está avalado por el certificado «Residuo 0» de la empresa. Cada árbol, aseguran las mismas fuentes, «absorbe entre 10 y 30 kilos de CO2 al año por lo que, una vez finalizado, el bosque supondrá la eliminación de las emisiones equivalentes a 450 coches medianos».
El proyecto se ubica en el monte Llama Grande y Ronomalo, conocido como «El Portillo», uno de los más afectados por los fuegos que calcinaron una extensión cercana a las 60.000 hectáreas. Además, la iniciativa cuenta con una parte dedicada a la recuperación micológica. Las setas eran, hasta el verano de 2022, una de las vías de ingresos más importantes de los pueblos del entorno.