Una defensa de la calidad de vida que ofrece la ciudad y la provincia, de sus oportunidades laborales y la necesidad de «sacudirnos» el mantra de negatividad que todavía impera en algunas generaciones zamoranos. Bajo estas tres premisas pivotó la segunda de las dos mesas redondas organizadas por Enfoque Diario de Zamora en el Museo Etnográfico, dentro de las jornadas «Contar Zamora, vivir Zamora» celebradas este viernes. Moderada por el periodista Manuel Herrera, la mesa contó con la presencia de Aurora Galisteo (historiadora del arte), Guadalupe Bécares (periodista) y Pepe Calvo (director del Museo Etnográfico).
Galisteo fue la encargada de dar el pistoletazo de salida a la mesa redonda contando su experiencia de vuelta al pueblo de sus abuelos desde Alcorcón, un camino inusual en tanto que el habitual ha sido, durante décadas de emigración, el contrario. Galisteo contó como su tesis sobre la restauración del Retablo de Santa Inés en Tolilla permitió que volviera a retomar la relación con la localidad alistana, relación que se intensificó durante la muestra de arte religioso «Salus» celebrada en Alcañices en 2022, donde trabajó.
El trabajo que escasea, la falta de vivienda, los pocos servicios o la ausencia de gente durante el invierno son, a juicio de Aurora Galisteo, una de los ocho habitantes de Tolilla, carencias que los pueblos saben suplir con su cercanía a la naturaleza y las mejores relaciones humanas que se producen.
En el turno de Guadalupe Bécares la temática de la mesa se centró ya en la reivindicación de la ciudad como un buen sitio en el que vivir pese a la creencia, todavía existente en bastantes capas de la sociedad, de que lo mejor «para prosperar» es emigrar. «Pero si tú tienes talento, por qué te vuelves a Zamora«, contó la periodista zamorana que le comentaron algunos de sus compañeros madrileños. Una creencia, la de emigrar para prosperar, «generacionalmente compartida» y que ha dejado a la provincia sin un buen número de sus jóvenes mejor formados, ya emigrados y establecidos en otras zonas del país.
En este sentido, Bécares apostó por «revalorizar lo local», poner «en valor lo que aquí se hace» y «lo que tenemos» para que, empezando por los propios zamoranos, «sepamos que quedarse aquí es una opción muy buena para vivir».
El director del Museo Etnográfico, Pepe Calvo, puso el broche a las jornadas centrando su intervención en la semántica que los «propios zamoranos tenemos de nosotros mismos». Calvo, que puso como ejemplo el término «España Vaciada», tan utilizado últimamente, se mostró contrario a la denominación. «Ni vacía ni vaciada«, aseguró. «Lo vacío está vacío. No tiene gente, no tiene servicios, no tiene nada. Zamora no está vacía», reivindicó.
Descendiente de Zamora, Calvo contó su experiencia en otros puntos de España y del mundo hasta regresar a la capital, donde ostenta la dirección del Museo Etnográfico desde el año 2016. «Debemos luchar contra el inconsciente colectivo que nos hace hablar mal de nosotros mismos. Cuando alguien dice que tiene una hija en París, triunfando, da a entender que aquí no se puede triunfar». El director del Etnográfico puso, además, el acento en «defender el patrimonio cultural y el inmaterial» zamorano como «garantía del futuro» de los pueblos de la provincia.