El nuevo poemario de Luciano García Lorenzo lleva el nombre de una calle de Zamora, la de las Doncellas. El título ya evoca la calle que recorría cuando iba a buscar a su padre al trabajo, en El Correo de Zamora, y un lugar de espacios de juego de la infancia. Pero por el mismo motivo, por representar su infancia y su adolescencia, también está muy presente el bosque de Valorio, un lugar muy especial cuando era niño, como también lo fue la estación, el mercado, el hospicio o La Hiniesta. Por eso, en las páginas del libro, hay un poema dedicado al Cristo de Valderrey, de especial devoción para su madre, y que para el autor representaba «vivir en libertad las fiestas».
En la obra, presentada este lunes, el autor ha querido destacar «los agravios históricos hacia esta provincia y a esta ciudad, que tienen un ejemplo patente, con esa burla incluso que se llega a hacer de ciertas partes de España frente a los privilegios o frente a los enchufes de algunos otros personajes que, con una llamada de teléfono, parece que solucionan sus problemas».
Luciano García Lorenzo explicó lo «profundamente entrañable» que para él es volver a la Diputación, ya que su primer libro de poemas, en 1991, lo publicó con el apoyo de la institución provincial, que también le ha ayudado en otras ediciones. Además, en una sala próxima a la de prensa, rememoró, se reunía el Instituto de Estudios Zamoranos donde «lucharon por todo lo que, después, se ha conseguido a través de él».
En el acto han intervenido el vicepresidente primero de la Diputación de Zamora y diputado de Educación, Cultura y Turismo, Víctor López de la Parte, y la gerente de la Editorial Semuret, Judit Pino.
Víctor López de la Parte mostró el compromiso de la Diputación Provincial con «nuestros poetas», en este caso, con «uno de los más queridos de la ciudad y de la provincia», muy influido por autores de la talla de Claudio Rodríguez o Jesús Hilario Tundidor. En este sentido recordó que «seguiremos teniendo una puerta abierta» con los poetas y escritores de Zamora para que sus libros estén «donde tienen que estar: en los escaparates de las librerías». En este caso, contribuye con una compra mínima de ejemplares con la que aseguran la edición de los libros. Ya que, como añadió Judit Pino, el apoyo de la institución provincial es «imprescindible» para que ediciones como esta «salgan a la calle».
