En 2012, cuando Fundão puso en marcha una nueva estrategia de atracción de habitantes, su futuro pendía de un hilo: «Perdíamos mucha población. Todas las grandes ciudades absorbían mucha gente y necesitábamos hacer algo de forma evidente, porque si no el territorio desaparecía», explica el jefe del área de Inversión de la ciudad, Toni Barreiros. Hoy, esa comunidad ha pasado de los 9.000 a los 13.000 vecinos, según el citado responsable local, que este miércoles explicó los detalles de su plan en el marco de las Jornadas Ibéricas organizadas por la Fundación Rei Afonso Henriques (FRAH).
¿Cómo han llegado hasta ahí? Primero, desde el diseño de una estrategia: «Teníamos claro que había que crear todo un ecosistema y unas condiciones para recibir empresas», subraya Barreiros. Eso, con las dificultades que implica ser una ciudad de pequeño tamaño, al frente de un municipio en decadencia, en el interior de la zona centro de Portugal y con una ubicación geográfica compleja, a la altura de la provincia de Cáceres. Es decir, con un punto de partida que reflejaba varias desventajas.
Los nómadas digitales
La primera idea que tuvieron los responsables de Fundão fue atraer nómadas digitales: «Ya hablábamos de esto en 2012», apunta Barreiros, que recuerda que el equipo de trabajo de la ciudad diseñó una campaña de promoción a nivel internacional, con artículos en revistas especializadas en los que ya remarcaba las buenas condiciones de la zona «para atraer gente en el ámbito del trabajo remoto». «Era algo para lo que no se necesitaba una gran inversión», aclara el representante local.
Esto, en la práctica, fue un fracaso a corto plazo. «Nos pusimos con ello durante un año y medio. ¿Nómadas digitales para Fundão? Cero«. Lo que ocurrió mientras tanto fue que, entre las personas que vieron aquellas revistas, se encontraban los dirigentes de una empresa multinacional francesa del sector tecnológico: «Colocamos la semilla y aparecieron ellos», admite Barreiros. Al cabo de un tiempo, ya se habían instalado en la ciudad con 60 empleados. Ahora son más de 400.
Un 10% de los habitantes, programadores informáticos
De hecho, uno de los datos más divertidos que aportó Barreiros tiene que ver con el número de programadores informáticos que hay en esta pequeña ciudad: «Son más de mil. Aproximadamente un 10% de la población», sostiene. A partir de ahí, lo que era un plan que debía dar los primeros resultados a los cinco años, comenzó a coger vuelo a finales del tercero. «Tuvimos esa suerte, pero desde entonces somos capaces de atraer a gente que solo necesita un ordenador para trabajar y les damos los espacios», asevera el responsable del área de inversión.
Gracias a este programa y a la contratación de talento local retornado por parte de las empresas, Fundão fue recuperando población. Incluso, gracias a personas que carecían de relación con el entorno: «Hace poco hablé con un chico de Oporto que nos conoció mientras leía una revista de economía. Vio que había buenas condiciones y que podía pagar una casa por 200 euros de renta. Él trabaja en remoto para una empresa de México y, en su ciudad, vivía con sus padres porque no le llegaba el dinero», narra Barreiros.
Ahora, ese chico se ha mudado a una tierra tradicionalmente conocida por la riqueza de sus cerezas y que también se enmarca «en plena naturaleza, con zonas para hacer deporte, la sierra cerca para la nieve y la playa a una hora y media». En el entorno, y en otros puntos del propio municipio, siguen existiendo «el envejecimiento y la desertificación», pero Fundão continúa posicionándose como «un destino ideal para la gente que quiera ir al trabajo a pie y dejar a los niños en el colegio.
Consejos para Zamora
Desde su experiencia, Barreiros cita igualmente algunas acciones que, a su juicio, pueden servir para Zamora: «Tienen que cambiar el paradigma urgentemente. Al principio, nosotros escuchamos a las propias personas de la ciudad e invitamos a la gente de talento que se había marchado fuera», recuerda el responsable del área de inversión de Fundão. Una vez trazado el plan y detectado el nicho, «se trata de atraer inversiones y dar facilidades».
Durante el primer año de residencia en este rincón de Portugal, la Cámara Municipal financia parte de la renta de las viviendas, «y eso que las casas ya son baratas». «Damos 150 euros para que la gente viva por 100», destaca Barreiros, que también habla de «un conjunto de incentivos para las empresas que va en función de la inversión». «No es lo mismo si el proyecto es para veinte personas que para dos. Se hace una evaluación completa», añade.
Para el representante de Fundão, resulta clave «saber lo que se quiere, tener a alguien que piense cómo ve Zamora en 10 años». «En una década de despoblación, las ciudades pierden mucho y es muy difícil volver a crecer. Hay que trazar estrategias, envolver a la comunidad local, a los grandes talentos, compartir lo que tienen bueno y crear incentivos», resume Barreiros, que aboga por «innovar todos los días» y por «estar en las agendas de lo que se habla ahora, manejar el lenguaje del mundo, saber de tecnológicas, proyectos verdes…».
El factor de los inmigrantes
A todo esto, Fundão ha sumado una fuerte apuesta por atraer a la población inmigrante. La ciudad tiene un centro con capacidad para 200 personas al que llegan refugiados procedentes de conflictos diversos y de nacionalidades diferentes. Allí, los trabajadores aplican un plan para encajar las necesidades de esas personas con las del territorio. Por el momento, el municipio al completo cuenta con gente de 57 nacionalidades distintas.
El escenario ha cambiado de tal modo que la ciudad se ha encontrado ahora con otro tipo de problemas. «Para trazar la estrategia, transformamos antiguos colegios que se habían cerrado porque no había niños. Ahora, estamos en una fase en la que tenemos que volver a hacer escuelas», zanja Barreiros, antes de despedirse con el regalo de varias pegatinas en las que se puede leer en inglés: «Múdate a Fundão«.