El obispado de Zamora ha comunicado este miércoles que, en una inspección técnica realizada el 28 de noviembre en la parroquia de San Benito, en el barrio de Peña Trevinca de la ciudad, se descubrió «una patología estructural significativa que compromete la estabilidad de la cubierta», de modo que no se puede garantizar la seguridad del templo en su estado actual. «Existe un riesgo objetivo para los usuarios», ha indicado la diócesis en un comunicado.
Como consecuencia de todo esto, se reunió con carácter urgente una comisión diocesana que decidió clausurar temporalmente la nave principal del templo de San Benito y mantener el culto y la vida pastoral de la parroquia en la capilla anexa, accesible por uno de los laterales del conjunto y que no se ve afectada por los daños descritos.
A partir de ahí, el obispado ha determinado la elaboración de un estudio más detallado que permita definir «con rigor» las posibles actuaciones a acometer para valorar su viabilidad. Conviene recordar que la actual iglesia parroquial de San Benito es un edificio vinculado a la presencia benedictina en Zamora. La comunidad de monjas se fundó en 1961, pero fue en 1967 cuando Alfonso Crespo Gutiérrez redactó el proyecto arquitectónico de la iglesia, según indica Rafael Ángel García Lozano en un artículo publicado en 2021.
En ese mismo documento, García Lozano añade que «los materiales empleados se caracterizan por su sencillez y modestia». Los cerramientos fueron ejecutados de fábrica de ladrillo, así como la tabiquería interior, mientras que la cubierta adoptó teja plana sobre forjado cerámico formado por bovedillas que descansan sobre estructura metálica.
La iglesia fue consagrada el 18 de septiembre de 1969 por el abad general de la Congregación Sublacense Benedictina. Ya en 1976, ante el crecimiento de la ciudad, la comunidad benedictina valoró la opción del traslado a otros espacios más adecuados para su vida monástica, lo que provocó el abandono de esas instalaciones en 1979. Ya en 1987, el edificio se convirtió en la parroquia de San Benito.
Ahora, el obispado asume que el cierre del templo «es una decisión dolorosa, pero necesaria, tomada por prudencia y responsabilidad institucional frente al riesgo detectado».
