La Confederación Hidrográfica del Duero arrojará paja sobre las zonas más altas de las cuencas del Tera y del Forcadura para tratar de evitar el arrastre de cenizas al suministro. Una táctica que se conoce como «helimulching» y que comenzará a aplicarse, si el tiempo no lo impide, a partir del próximo lunes. La idea es que la paja ayude a fijar el terreno y evite que, cuando lleguen las lluvias más intensas, que llegarán, la ceniza se traslade a los cauces y acabe por contaminar las captaciones de agua de los pueblos del entorno.
Investigaciones desarrolladas en los últimos años confirman que esta técnica es la más adecuada para reducir la erosión del terreno. Es la primera vez que se aplicará en Zamora, aunque ya se ha puesto de largo en otras regiones del país. Concretamente al sur, en Extremadura. Los helicópteros son capaces de descargar más de 50.000 kilos de paja diarios sobre las zonas quemadas, dependiendo de la distancia entre la zona de carga y la de descarga.
Es hasta ahora la actuación más ambiciosa, que lleva a cabo la CHD, para evitar la contaminación del suministro de agua en los pueblos afectados por los incendios del verano. Una contaminación que afecta ahora especialmente a Vigo de Sanabria, donde el agua se ha declarado no potable a la espera de nuevas actuaciones. En la captación se van a colocar nuevos filtros, de arena y piedra, para intentar que el suministro sea lo más limpio posible, pero la situación preocupa porque aquí, al contrario de lo que ha sucedido en Porto (donde el problema parece estar concentrado entre el depósito y el punto final de suministro) el problema sí viene derivado de la ceniza.
Los técnicos de la Junta se afanan estos días en recoger muestras en los pueblos afectados por los fuegos. De momento, el único con el agua catalogada como no potable es Vigo, aunque se analiza también el suministro en San Martín de Castañeda, Ribadelago Nuevo y Viejo y Cubelo. Se han recogido también muestras del Lago de Sanabria, donde el agua presenta de momento buen estado general.
