
Uno de los grandes retos de cualquier institución local no es solo construir lo nuevo, sino reaprovechar lo existente. Desde el Ayuntamiento de Zamora continuamos apostando por poner en valor lo que ya tenemos, concediéndole utilidad a determinados espacios públicos que nunca habían contado con ningún uso para convertirlos en lugares de encuentro, convivencia y sostenibilidad.
Esta es la filosofía que, sucintamente resumida, inspira la política municipal de aprovechamiento de parcelas municipales en desuso, una línea de actuación que busca que dichos espacios urbanísticamente catálogados para la dotación comunitaria o para el desarrollo de infraestructuras prácticas no se encuentren en un estado yermo, que inspira la sensación de olvido. Donde antes había descampados, hoy encontramos zonas de esparcimiento, espacios verdes, áreas de estacionamiento o pequeños pulmones urbanos que devuelven vida y utilidad a parcelas municipales en distintos barrios de la ciudad.
No se trata de actuaciones aisladas, sino de una arista más de la política integral del área de Infraestructuras Urbanas que se desarrolla junto a otras líneas estratégicas como la recuperación y creación de nuevas fuentes ornamentales o la renovación integral de los parques infantiles, entre otras. Todas estas intervenciones comparten un mismo propósito: mejorar la calidad estancial de la ciudad y su equilibrio medioambiental, generando entornos que sean útiles, agradables y sostenibles a largo plazo.
En cada una de las actuaciones se plantan decenas o incluso centenares de nuevas especies arbóreas y arbustivas, se instalan mesas, bancos, fuentes de agua potable o pérgolas de madera, dotando al espacio de un mobiliario urbano que lo hace realmente aprovechable. Pero más allá de lo material, lo que se gana es algo menos tangible y más valioso: espacios para la convivencia, para el vínculo vecinal, para el respeto compartido por el espacio público.
Ejemplos de esta política los encontramos ya por toda Zamora. La gran zona de esparcimiento de La Lobata, el entorno de la Ermita de la Peña de Francia, la parcela de la calle Pericuto o la nueva pista de juegos autóctonos de San Isidro son cuatro ejemplos paradigmáticos de cómo una superficie sin uso puede transformarse en un espacio amable, con vegetación, sombras y lugares de descanso. Intervenciones que requieren sencillas labores de mantenimiento y que multiplican el rendimiento social del espacio, generando nuevos lugares de encuentro donde antes solo había abandono.
Otro ejemplo reciente es el aprovechamiento inmediato y con carácter provisional de la parcela municipal de la calle Río Manzanas, junto al colegio infantil. Lo que era un solar en desuso y lleno de maleza se ha convertido, tras una labor intensiva de limpieza, nivelado y señalización, en un aparcamiento gratuito de entre 100 y 130 plazas, ofreciendo una solución útil y ordenada a las necesidades del barrio y al tráfico del entorno escolar. Por «carácter provisional» me refiero a la posibilidad futura de asfaltado de este espacio o la compatibilización con otros usos contemplados en el PGOU, como la construcción de un nuevo pabellón para el centro escolar «Ríomanzanas» si la Junta de Castilla y León, administración competente en la materia, se compromete a su financiación.
En el plano estrictamente medioambiental destacan actuaciones como las forestaciones en el entorno de Valorio-La Lobata, la rehabilitación del antiguo vertedero de Valderrey con centenares de nuevas especies arbóreas o las plantaciones junto al puente de los Poetas. Cada una de estas intervenciones, por modesta que parezca, suma en la construcción de una Zamora más verde, más habitable y más resiliente.
Esta política no se detiene. En los próximos meses verá la luz la gran zona de esparcimiento de La Josa, en colaboración con la Asociación- Desarrollo Comunitario de San José Obrero, que transformará un terreno municipal sin uso en un espacio verde para la convivencia y el encuentro. Otros proyectos se encuentran ya en fase de redacción avanzada, como la creación de un bosquete con plantación participativa en el barrio de Pinilla o la ejecución de charcas para anfibios y nuevas plantaciones en la zona de La Lobata de Valorio, próximas a las vías del tren.
A ello se suman los nuevos proyectos medioambientales en plazas que se desarrollarán a través de los talleres participativos “Soñando Plazas”, una iniciativa que integra el diseño urbano y la participación ciudadana para repensar espacios públicos desde el diálogo con los vecinos. Plazas como las de Canteras del Raposo o Bermillo de Sayago serán intervenidas para incorporar nuevas especies arbóreas y arbustivas, zonas de sombra y elementos de descanso e iluminación eficiente, conjugando calidad ambiental y confort urbano.
Estas actuaciones, que suman pequeñas transformaciones en distintos puntos de la ciudad, tienen un hilo conductor claro: hacer de Zamora una ciudad más viva, sostenible y cercana, donde el espacio público se entienda como una extensión natural de la vida comunitaria.
Porque la verdadera transformación urbana no siempre se mide en grandes obras, sino en la capacidad de cuidar lo existente, recuperar lo olvidado y dar nuevo sentido a lo común. Esa es la dirección y el proyecto de ciudad en el que avanzamos, con paso firme, para seguir mejorando la calidad de vida en nuestro barrios.
En definitiva: «Hacer y vivir una ciudad mejor».