Solo era una modificación de crédito, pero se convirtió en uno de los debates más apasionados del curso en la Casa de las Panaderas. El motivo, que dentro de las partidas del expediente llevado al Pleno de septiembre aparecía una cantidad destinada a la adecuación del ayuntamiento viejo para su futura conversión en el Museo de Baltasar Lobo. A nadie se le escapa que esa idea está lejos de suscitar la unanimidad social y de los grupos, pero la decisión correspondía al principal órgano colegiado a nivel municipal, y ahí Izquierda Unida y el PSOE tienen la mayoría.
Es cierto que los socialistas se habían mostrado frontalmente en contra de la propuesta antes de las elecciones, una circunstancia que la oposición le afeó con insistencia en la sesión al portavoz del PSOE y teniente de alcalde, David Gago. Pero aquí concurren dos circunstancias en las que el socio minoritario del equipo de Gobierno trata de escudarse: la primera, que se creó una mesa de trabajo para debatir el asunto en la que todos los partidos pudieron poner sobre la mesa sus argumentos; y la segunda, que en el reparto de las áreas municipales, la de Cultura quedó en manos de Izquierda Unida.
En particular, de María Eugenia Cabezas, que intervino durante más de 23 minutos en el Pleno celebrado este martes para tratar de explicar, una vez más, por qué Izquierda Unida apuesta por este edificio, sede actual de la Policía Municipal, como espacio para la obra de Lobo. La edil habló de un proyecto realista, sostenible y alejado del «despilfarro». Sus argumentos, al fin y al cabo. La oposición dio otros. Y la asociación de Amigos de Baltasar Lobo, los que acostumbra.
Ese colectivo intervino tras el Pleno para reclamar el centro de arte dedicado a Lobo en el Castillo, «un proyecto dinamizador con sus costes y riesgos». También señaló que ha recogido 3.500 firmas de apoyo a esa idea. El equipo de Gobierno lo escuchó todo, como había hecho antes con los grupos políticos, pero se mantuvo firme. «Al final, en la mesa de trabajo también se votó y el equipo de Gobierno tiene una mayoría», recordó el portavoz del PP, Jesús María Prada, que insistió en que el PSOE «puso una línea roja» con este asunto «y la borró». La propuesta de Izquierda Unida se impuso.
De hecho, en el cierre del Pleno, el alcalde de Zamora, Francisco Guarido, aprovechó para comparar este asunto con otro que nada tiene que ver en el fondo, pero sí en el desarrollo político de los acontecimientos: el del aparcamiento de La Vaguada. Antes de las elecciones de 2023, la idea de crear un espacio de estacionamiento para vehículos en ese entorno suscitó un rechazo vecinal que condujo, incluso, a la convocatoria de manifestaciones. Solo IU defendió el proyecto y lo metió en su programa para los comicios.
«Fuimos claros y rotundos cuando todo el mundo que opinaba públicamente decía que ahí no. Pero lo llevábamos en el programa electoral y la gente nos votó», resumió Guarido. Tampoco el PSOE estaba de acuerdo con este asunto, pero el socio mayoritario, responsable del área de Obras e Infraestructuras tras el reparto competencial, impuso su plan. Para el alcalde, «ahora la gente está encantada». «Lo que parecía una espuma muy alta, se convirtió en algo que se ha aceptado».
«Se ha jugado mucho al Monopoly»
Por ahí hiló su argumentación Guarido, que volvió al Museo de Baltasar Lobo para tildar el proyecto del Castillo, con un coste estimado de quince millones de euros, de «irrealizable». «Preferimos el museo al que se comprometió este Ayuntamiento con la familia tras hacerse con esas esculturas, algo asumible», recalcó el responsable de IU, que consideró que «se ha jugado mucho al Monopoly en la ciudad» con este tema, pero que se mantuvo firme en la posición, la misma que, según se encargó de recalcar, tenía su predecesora, la popular Rosa Valdeón.
A partir de aquí, todo apunta a que el proyecto en el ayuntamiento viejo se llevará adelante sin que el debate cese por completo. La oposición mantendrá la postura crítica y acusará al equipo de Gobierno de falta de ambición y de escaso tino al escoger el inmueble. El tiempo dirá quién tenía la razón, pero nada se puede hacer contra la mayoría cuando se trata de aprobar algo en un Pleno.
