Buena parte de problemas en la infancia como dificultades en la socialización o fracaso escolar e incluso algunos casos de depresión y dificultades para realizar una vida «normal» tienen su origen a nivel neurológico. Y muchos están causados a su vez por problemas físicos. Para detectar y tratar estas cuestiones ha nacido la Asociación de Integración Sensorial Neurológico Motórico, impulsada por Óscar Torres y que propone terapias novedosas, no incluidas todavía en el catálogo de servicios de la sanidad pública pero con resultados contrastados desde el punto de vista científico. Un proyecto único en España que se ha desarrollado, gracias a la ayuda económica de Tecozam, primero en Salamanca y ahora en Zamora, que ha atendido ya a cientos de personas y que se está exportando en gabinetes de Girona, a colegios en Valladolid e incluso a terceros países.
Lo primero que hace esta asociación, con los modernos medios que tiene disponibles y que ofrece sin coste alguno para las personas que lo necesitan, es investigar si hay algún problema físico que se esconda detrás de los aparentes fallos neurológicos. Como ejemplo, relata Torres, que es además trabajador del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, donde lleva a cabo estas terapias en edades tempranas, se han dado casos de alumnos que registraban un bajo rendimiento escolar por tener una otitis en un oído. «Si no escuchamos por un oído y la información tiene que viajar dos veces por el cerebro para ser recibida, ese alumno se está perdiendo ya el 20% de la clase y no estará al nivel del resto», razona el experto.

«No curamos a nadie, a un chico que tiene una discapacidad no le vamos a curar, pero podemos hacer que sea más funcional, que evolucione mejor, que se desenvuelva mejor en la vida que si no utilizáramos esta tecnología», apunta Torres. «Con esta tecnología, en el colegio, conseguimos que un niño que no era capaz de comunicarse empezara a cantar». El encargado del proyecto, psicólogo, profesor y neuropsicólogo, entre otras muchas titulaciones, defiende la importancia de la atención temprana para tratar estos casos. «La estimulación desde las primeras edades es fundamental. Cuanto antes empecemos a trabajar este cerebro, cuando antes se conecte, mejores resultados vamos a tener. Además, un niño que no reciba tratamiento, que fracase en la escuela, empezará a tener una falsa identidad, se bloqueará emocionalmente. Contra todo eso trabajamos».
Para trabajar desde estas edades hacen falta, claro, personal y medios. «Las familias comentan que en los centros educativos les falta un cierto apoyo», lamenta Torres. «Hay lo que hay. 25 alumnos por clase, profesores de Pedagogía Terapeútica sustituyendo en las aulas y dificultad para llevar a cabo tratamientos personalizados porque los recursos hay que usarlos para todos», razonan las mismas fuentes. «Es tarea de la administración dotar a los centros de personal cualificado para mejorar los resultados», apunta.

En la asociación, recuerda Óscar Torres, no se hace terapia ni se trabajan cuestiones que ya sí corren por cuenta de la sanidad pública. Lo que se hace es detectar si algún problema del sistema motor pueda estar influyendo a nivel cognitivo. «Hay pedagogos, terapeutas, profesionales de la audición y el lenguaje que trabajan en detectar» estas cuestiones. Los resultados son tan buenos que incluso los pediatras de Zamora están derivando aquí a niños para intentar lograr un mejor diagnóstico.
Apoyo público
Después de años trabajando de forma altruista y gracias a la iniciativa privada el proyecto ha sumado recientemente dos importantes apoyos, el de la Diputación y el del Ayuntamiento de Zamora. Sus máximos responsables, Javier Faúndez y Francisco Guarido respectivamente, se han acercado hoy a conocer las instalaciones y han subrayado la necesidad de que las instituciones públicas den un espaldarazo a proyectos como este. «Este proyecto tiene una repercusión social muy importante y ahí debemos estar, pero también tiene una repercusión sanitaria evidente y ahí tiene que estar también la Junta de Castilla y León» para ofrecer ayuda y financiación, asegura Guarido. Por su parte, Javier Faúndez añade que «el convenio firmado tendrá continuidad» en el futuro y ha puesto esta cuestión como «ejemplo claro de dos instituciones que se ponen al servicio de las familias para resolver carencias que existían en la ciudad y en la provincia», ya que los pacientes tenían que desplazarse hasta Salamanca y tienen el servicio más cerca de su lugar de residencia.