La vuelta a las raíces y la responsabilidad de continuar con el legado familiar hicieron que el matrimonio formado por Thomas Simoncini y Mari Ángeles García, product manager en la industria farmacéutica a nivel internacional y profesora de Lengua y Literatura Española respectivamente, apostara por la continuidad de unas explotaciones con un cambio total en el tipo de cultivo y una variedad nueva en el mundo de la almendra, la Penta, más pequeña y más sabrosa. Con ese proyecto, hace 25 años y tras un decenio viviendo en Suiza, de donde es Thomas, la pareja se estableció en Toro y, en unas tierras de la familia, invirtieron y plantaron 6.000 almendros en una primera fase. Ahora tienen 18.000 y son los dueños de Pentanux, una marca de almendras cien por cien local que este fin de semana, junto con otras empresas locales, estará presente en la feria Exquisiteza organizada en la plaza de Viriato.
En las instalaciones de la empresa, la actividad es estos días intensa. Intensa y ruidosa. Una clasificadora óptica separa las almendras aptas de las cáscaras y de las que no cumplen los estándares de comercialización de la empresa. Tanto Thomas como su hijo Leonardo, las dos personas que ahora se emplean en Pentanux, sacan la tarea con tapones en los oídos para soportar la mañana. «Al principio parece que no, pero hay que taparse los oídos porque al rato acaba por destrozarte», asegura el hijo.
Pentanux produce al año, dependiendo de la campaña, unos 20.000 kilos de almendra. La mayoría se clasifican, envasan a mano y comercializan bajo la marca de la familia, pero hay parte de la producción que se vende a otras empresas. «Nos gustaría venderlo todo nosotros, pero no tenemos más manos», apunta Thomas mientras desgrana los detalles de su negocio. La familia tiene los 18.000 almendros concentrados en diez hectáreas, un cultivo «superintensivo», raro para este fruto pero que aquí está dando buenos resultados. «Normalmente la gente deja 5, 6 o 7 metros entre almendro y almendro. Nosotros tenemos un metro y medio entre árboles y tres metros y medio para poder pasar por los pasillos. Eso nos permite tener 1.800 almendros por hectárea», resume. Evidentemente, riegan. De lo contrario, la tierra no podría con tanto árbol.

La familia apura la cosecha de este año, que ha sido «buena sin pasarse» en Toro, y está ya centrada en los preparativos para la feria. Pentanux nace en el año 2015. La propia idiosincrasia del almendro, máxime en regadío, hizo que en tres años los árboles empezaran a producir y a ofrecer cierta rentabilidad. Ahora la cosecha está establecida y los esfuerzos se centran a nivel comercial. La empresa vende en tiendas, trabaja mucho las ferias como las que este fin de semana se va a celebrar en Zamora y vende parte de su producción a través de Internet, sobre todo al extranjero, buena parte de ella a Europa. «En España, sobre todo más al sur» -en Castilla-La Mancha o Extremadura- la almendra forma parte del día a día y se usa en recetas tradicionales, «pero en Francia, Suiza o Alemania lo tienen como algo muy especial» porque allí escasea. «En Europa, la almendra es algo muy noble», apunta Simoncini.
La variedad Penta
La variedad Penta es relativamente novedosa en el mundo de la almendra. Se planta desde el año 2007 y necesita «condiciones excepcionales para desarrollar su sabor dulce y cremoso», condiciones conocidas por la familia de Mari Ángeles, agricultores que en generaciones anteriores habían cultivado la almendra de forma tradicional en tierras de secano.

La generación actual se planteó trasladar este cultivo a una zona privilegiada de regadío, en pleno corazón de la Vega de Toro. Esta decisión se llevó a cabo después de haber realizado un trabajo de investigación, en el que se tuvo en cuenta la composición del suelo, el microclima de esta zona del Duero, la sostenibilidad y respeto por la naturaleza y la utilización de la tecnología más avanzada para su cultivo. «Todo ello influyó en una apuesta innovadora, desconocida en la zona, el cultivo de forma superintensiva en regadío de una variedad extratardía muy acorde con el lugar y sus condiciones climatológicas», apunta la empresa. De momento, funciona. «No hay más que probarla para ver que es otra historia».