El acto del 25-N en Zamora incluyó una performance protagonizada por las actrices y balarinas Sara Incera y Mara Gómez, que contaron con el apoyo de un grupo de mujeres de la ciudad para completar una representación pensada para transmitir, a través del arte, varios mensajes en relación a la violencia que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo.
«Todo empezaba con un ambiente cotidiano de mujeres que se encuentran en la calle y que son felices», explica Gómez. A partir de ahí, «se empieza a escuchar un audio en el que se van notificando muertes y situaciones de violencia que se han producido durante este año». «Queríamos partir de la idea de que hay un proceso, de que es algo progresivo que no sale de la nada», subraya la artista.
La performance, en la que se utilizaron paraguas, guantes y ropas de color morado como símbolo de esta lucha, incluyó sonidos y movimientos de la infancia, referencias al mito romántico y una narración sobre lo que ocurre cuando «todo se vuelve inaguantable».
«Lo hemos querido representar como un remolino en el que la niña va creciendo, vive ese proceso y acaba sufriendo la violencia. Ahí nos hemos estampado en el suelo y hemos rebobinado al inicio de esa relación que empezó siendo idílica y terminó transformándose en algo muy tóxico y muy violento», aclara Incera, que señala que la presencia del resto de las mujeres simboliza que «no estás sola, que tienes todo el apoyo del resto».
Actrices en un proyecto vinculado al medio rural
Tanto Incera como Gómez, gallega y cántabra respectivamente, trabajan juntas en Zamora como parte de un proyecto que consiste en llevar el arte a los pueblos. La obra de la que forman parte se encuentra ahora en fase de ensayos, con la perspectiva de arrancar las representaciones nuevamente a mediados de diciembre.