En las redes sociales del Instituto de Educación Secundaria Valverde de Lucerna, ubicado en Puebla de Sanabria, se pueden encontrar varios mensajes recientes ajenos a la tarea educativa y vinculados a los incendios de agosto. En cada uno de ellos, el centro agradece la presencia de los grupos de trabajo llegados a la zona para combatir las llamas y que llegan o se despiden de la residencia adscrita a este espacio académico. Ahí destacan particularmente las palabras de gratitud hacia los bomberos alemanes, los agents rurals de Cataluña o la UME. Los efectivos de estos cuerpos se alojaron en la llamada escuela hogar durante su periodo de lucha contra el fuego de Porto.
Días antes, estas instalaciones habían acogido también a los vecinos desalojados de la Alta Sanabria que tuvieron que salir de sus casas precisamente a causa de ese fuego que luego se extendió hacia la zona más cercana al Lago. Las escenas en la residencia mostraban a la gente entrando y saliendo, compartiendo angustia y alimento en el comedor, ejercitándose en la zona deportiva o satisfecha por la posibilidad de disponer de habitación y cama en los desalojos. No todos los evacuados de la provincia tuvieron tales comodidades.
En definitiva, la residencia del Valverde de Lucerna se mostró como un recurso útil y disponible para emergencias. Pero, de regreso al día a día, la instalación vuelve a estar «infrautilizada». Así lo ve el alcalde de Puebla de Sanabria, José Fernández, que recuerda que el espacio sirvió para los desalojos y para la atención a los brigadistas, pero que carece de un uso cotidiano, a pesar de que dispone «de ciento y pico camas».
Los incendios han llamado la atención sobre el asunto, pero tampoco es que sea un debate novedoso. Ya en la memoria del proyecto educativo del centro presentada por el Valverde de Lucerna en el curso 2021-2022 aparecen varias referencias a la escuela hogar, con la idea del equipo directivo de «volver a dar uso a la residencia con la implantación de los ciclos formativos de FP». La idea era que la comarca fuese «referencia» en determinadas materias y que el alumnado asistente tuviera disponible ese recurso para garantizar su alojamiento.

En el mismo documento, el equipo directivo constataba que ningún alumno utilizaba el espacio como residencia desde el curso 2007-2008, y abría la puerta a que la FP fuese una vía de «repoblación» para esta zona «tan desfavorecida y vaciada». En ese marco es donde la residencia aparecía como un recurso clave. El Valverde de Lucerna hacía estas peticiones hace cuatro años y sigue haciéndolas ahora, como constató el martes, en una rueda de prensa, el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Fernando Prada.
El responsable autonómico admitió el escaso uso de las instalaciones, disponibles ahora como residencia para campamentos de verano y, a diario, como espacios complementarios para determinadas actividades de los ciclos. «El instituto hace una petición todos los años y yo la traslado», recalcó Prada, en referencia a la posibilidad de habilitar este «edificio con un potencial enorme» como lugar donde hacer la vida para alumnos e incluso para trabajadores.
La adaptación del edificio
En todo caso, Prada constató que «no es lo mismo albergar a unas personas en situación de emergencia que de manera continuada y periódica». Eso quiere decir que, llegado el caso y comprobada la demanda, «habría que adaptar» el inmueble para ajustarlo a la normativa y revisar toda la instalación como es debido.
En esa línea, José Fernández asevera que el edificio tiene «un buen mantenimiento» y unas «buenas condiciones», aunque admite que serían pertinentes «algunas mejoras». El Ayuntamiento de Puebla ha apoyado recientemente la memoria presentada por el instituto para darle uso a la residencia, y viene tiempo reclamando que la implantación de la FP, con la incorporación progresiva de nuevos ciclos, llegue más y mejor al centro. «Lo que vemos ahora es que falta interés», zanja el regidor.