En la atención a medios del jueves a mediodía, el director técnico del operativo que trabaja para extinguir el incendio de Sanabria, Manuel Moreno, admitió que, aunque el fuego pueda darse por controlado en «uno, dos o tres días», la vigilancia en la zona deberá continuar. Y no solo por las posibles reproducciones que siempre amenazan a los lugares que acaban de sufrir un incendio grave. En el caso que nos ocupa existe un riesgo extra. Y está en las turberas.
«En toda la parte alta de la sierra de Sanabria hay muchas. Y ha afectado, claro. Probablemente, allí tendremos problemas, porque la extinción en esas zonas lleva muchísimos días. Tendrán que pasar semanas hasta que podamos darlo por finalizado», aclaró Moreno. Será más un riesgo latente que un problema visible, pero estará ahí. Quizá no altere el día a día de los vecinos, pero sí obligará al operativo a seguir observando el terreno. De acuerdo. ¿Pero qué son las turberas?
Según la definición de FAO, «una turbera es un área de tierra donde ocurre la acumulación superficial por capas de material orgánico en un estado de descomposición conocido como turba». «La turba se desarrolla en condiciones anegadas y las turberas son una de las más importantes reservas de carbono sobre la tierra». Lo aclara Pilar Valbuena, ingeniera de Montes: «Lo que ocurre con ellas en los incendios es que arden poco a poco, en un fuego de suelo. A veces, ni siquiera sale humo, pero pueden estar semanas».
Se trata de ecosistemas «muy delicados y muy importantes» que aparecen en zonas de mucha humedad. En Sanabria en particular, hay catalogadas 23 turberas, la mayor parte situadas en las zonas altas, según indica el Inventario Español de Lugares de Interés Geológico. Su gran peligro en los fuegos es que se conviertan en el origen de «un incendio zombi», que se queda activo bajo tierra durante días o semanas y que puede ver la luz «con brotes que emergen repentinamente del suelo».
Hace algunos años se produjeron problemas de esta índole en las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, aunque la expectativa aquí es poder controlar las zonas, humedecerlas e incluso beneficiarse de posibles lluvias para que el terreno quede en condiciones más propicias y evitar sustos. Nuria Prat, doctora en Ciencias Ambientales, experta en incendios de subsuelo y turberas y responsable del área de Conocimiento y Ciencia Aplicada de la Fundación Pau Costa, aclara que estas formaciones se acumulan a lo largo de miles de años y pone el ejemplo del carbón para dibujar el escenario.
Prat señala que la turbera se «va quemando y consumiendo» en una situación de «gran cantidad de material combustible en bajas condiciones de oxígeno». «Hay ejemplos de turberas en Escocia que han estado ardiendo semanas. En los incendios, esto va a suponer un tiempo de estar a la espera, porque pueden salir focos en otros puntos», asegura la experta, que cree que es algo que se debe vigilar y que, inevitablemente, «va a hipotecar recursos».
Aparte de esto, la responsable de la Fundación Pau Costa incide en el «impacto ecológico» que tiene la quema de las turberas: «Son altas acumuladoras de carbono y resultan muy delicadas», considera Prat, en línea con algunas de las reflexiones de la geóloga Mercedes Sánchez, que lamenta que las turberas «son reservorios de vegetales y de humedad». Y eso se puede perder o mermar con los incendios.
Como el carbón
La propia Sánchez profundiza en lo que son estas zonas: «Al final, es como un carbón de baja calidad porque no está prensado. No arde con llama, es como un brasero. A veces no sale ni humo. Puede estar ardiendo lentamente hasta que se consume el material vegetal. Se cree que está apagado el incendio y aparece por otro lado», añade la geóloga.
Por su parte, el también especialista en este campo Manuel Iglesias señala que las turberas aparecen en zonas «muy localizadas y muy concretas». «Cubrían los últimos neveros de la última glaciación», apunta el profesional, que recalca que se trata de «zonas muy húmedas y de mucho contenido orgánico». Desde el punto de vista medioambiental, también acogen «plantas o especies endémicas» que aparecen únicamente en esos lugares.